"Tuve la suerte de que de pequeño no había televisión y me volqué en la literatura", confiesa la persona de cuya cabeza salieron aquellos dibujos animados que encandilaron a millones de españoles (grandes y pequeños) en los años 80 y 90. Claudio Biern Boyd (Palma de Mallorca, 1940) fundó en 1972 la compañía de la que es presidente, BRB Internacional. Este hombre inquieto habla de cada una de sus creaciones como si se tratase de uno más de sus seis hijos biológicos. Cuando un proyecto le ilusiona, es él quien se hace cargo personalmente del guion.

Comenzó en la animación cuando hacía falta trazar docenas de dibujos sobre acetato para poder ver apenas un segundo de televisión. Y hoy, superada con ventaja la edad de jubilación, habla con soltura de las últimas tecnologías de animación, como el 3D. Licenciado en Derecho, políglota, directivo del RCD Español y trabajador incansable, ha creado durante cuatro décadas más de una serie al año. Ha producido musicales, telenovelas, concursos y hasta programas de parapsicología. Además fue miembro fundador de la Academia de las Artes de Televisión, donde ocupó la vicepresidencia.

Su mente no para un segundo de inventar ("podríais ilustrar este entrevista con un dibujo que los niños pudieran colorear, para hacerla interactiva", aconsejó a Cuaderno del Domingo). Tiene un profundo respeto por la infancia y por la labor educativa que la televisión puede cumplir y habla con indisimulado respeto de los grandes maestros de la animación, como William Hanna y Joseph Barbera, a quienes tuvo la suerte de conocer en persona: "Les conocí a ellos y a sus esposas. Eran unas personas extraordinarias", recuerda no sin nostalgia. No le asustan los retos. Para Biern Boyd, galardonado y reconocido en un sinfín de festivales de cine y televisión de todo el mundo, la animación por ordenador es una oportunidad y el "anime" japonés, una moda pasajera.