A los 14 años, Luis García Berlanga ya era un ´viejo verde´. "De niño me gustaban las chicas de 12 años, de 13... y buscaba la manera de rozarles el trasero, de espiarlas mientras se vestían y se desnudaban", confesó el cineasta en una frase recogida en el libro ´¡Viva Berlanga!´ (Cátedra). Para el genio valenciano, las mujeres eran seres superiores, tan fascinantes como odiosas. Su amor por el mundo erótico le llevó a organizar el premio La sonrisa vertical de la editorial Tusquets. "Los culos femeninos son algo muy serio. No se les da la justa importancia en el mundo", aseguraba el fetichista Berlanga, defensor de todas las practicas sexuales.