El Festival de Teatro Clásico de Mérida acogió anoche el estreno de Una Odisea antillana , una obra de Derek Walcott que ofrece una original revisión de este texto clásico de Homero cargada de ironía, música, color y multiculturalidad.

El espectáculo resulta sorprendente desde su inicio. Con una puesta en escena muy diferente a la habitual en el teatro romano, y al tiempo muy respetuosa con el entorno, sumerge al espectador en una historia llena de ritmo y que acaba con muchos de los mitos que siempre han acompañado a Ulises. Y es que el autor y director antillano, que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1992, presenta a su protagonista --encarnado por un creíble Antonio Valero-- como un hombre muy alejado de la imagen heroica.

Con un texto brillante de principio a fin --destaca la intensidad del texto que Walcott ha compuesto excepcionalmente para el personaje de Lucía Bosé como narradora-- el autor antillano regala al público una obra ágil --no en vano está cargada de ritmo caribeño--, llena de sentido del humor, música y color.

Walcott traslada la historia al Caribe con una maestría indudable y le suma un nuevo elemento: la multiculturalidad. Y es que los personajes hablan hasta en tres idiomas --español, italiano e inglés-- aunque no es necesario dominarlos para seguir sin problemas el hilo de la historia.

Sorprendente por su fuerza interpretativa resulta la aparición de la actriz italiana Giovanna Bozzolo en el papel de Penélope, todo un descubrimiento para Mérida.