La Francia de Griezmann y Mbappé tiene mucho de la que en 1998 logró la primera estrella para Les Bleus en su propio Mundial; no solo por el resultado final sino también por las raíces de sus propios futbolistas. En la selección comandada por Zinedine Zidane solo 8 de los 22 jugadores eran de origen francés 'puro'. El resto tenían raíces africanas, armenias, de Guadalupe, argentinas e, incluso, vascas (ese es el caso de Bixente Lizarazu). En el combinado que se acaba de proclamar campeón del mundo en Rusia, 14 de los 23 jugadores proviene o tiene antecesores africanos: más de la mitad.

Ellos son el ejemplo de la Francia del siglo XXI, una sociedad nacida del colonialismo y construida con ciudadanos de diversas procedencias; una sociedad convulsa y con tensiones a la que el fútbol llegó a unir en 1998. El campeonato del Mundo cosechado por Deschamps, Thuram, Laurent Blanc y compañía fue bautizado por el presidente de la República, Jacques Chirac, como la victoria la Francia "tricolor y multicolor" porque unió al país entero, que se vió reflejado en la amplia diversidad de sus jugadores. La selección liderada por Kylian Mbappé ha devuelto esa unidad con un campeonato conquistado desde el talento africano.

Desde África

La multiculturalidad del combinado dirigido por Didier Deschamps procede, sobre todo, de África. Muchos de sus jugadores son nacidos en suelo africano y nacionalizados franceses, como es el caso de Umtiti. Otros, como Dembélé, han nacido y crecido en Francia pero tienen raíces africanas. Adil Rami es de ascendencia marroquí, Naabil Fekir argenila, Steve Mandanda nació en la República Democrática del Congo, Blaise Matuidi tiene raíces angoleñas, Benjamin Mendy y Dribril Sidibé senegalesas, Presnel Kimpembe del Congo, Kylian Mbappé camerunesas y argelinas, Corentin Tolisso del Togo, N'Golo Kanté de Mali y Paul Pogba de Guinea.

Todos ellos son hijos de los emigrantes llegados a Francia y han llevado la alegría bleu al continente en el que hunden sus raíces. Porque su particicpación en la Copa del Mundo no ha sido residual, sino todo lo contrario. De hecho, cinco de los titulares de la final tienen raíces africanas (Umtiti, Mabppé, Pogba, Kanté y Matuidi) y dos de los cuatro tantos que marcó la selección de Deschamps fueron obra de su talento. Pogba se encargó de levantar al país entero son su tercer gol y Kylian le prosiguió con un tanto que dejo sellada la proeza. El campeonato cosechado por Francia fue celebrado en todo África.

Del extrarradio a la cima mundial

La mayoría de los futbolistas que han llevado a la selección francesa a la cima mundial no solo representan sus raíces africanas sino que además son la imagen viva del ascensor social de la Francia de las periferias. Deben su fútbol a la banlieu, escenario de disturbios y frustraciones desde donde la República ha visto como llegaba su salvación. Mbappé es el ejemplo más claro. La gran promesa de este Mundial es producto de la banlieu de París, el extrarradio más duro y puro del territorio francés. El delantero del PSG nació en 1998, el año en el que Zidane y los suyos unieron el país con el primer campeonato del mundo, en Bondy, una ciudad de 52.000 habitantes a 12 kilómetros del centro parisino. Su padre es de origen camerunés; su madre, argelino. Y él se crió en las instalaciones de la AS Bondy, donde el fútbol se convierte en la forma de escape de los más pequeños.

No es de extrañar que desde ese extrarradio falto de oportunidades hayan salido hasta 16 futbolistas profesionales entre los que se encuentran Matuidi, Pogba, Kanté y Kylian. Su triunfo en Rusia ha sido de la Francia más multicultural, el de la unión que vuelve a casa.