«Un golpe en los testículos equivale a 9.000 en la escala de dolor, similar a 160 partos y quebrarse 3.200 huesos a la vez». Así, con humor balcánico, se tomaba Niko Rakocevic su incidente en los últimos minutos del Cáceres Patrimonio de la Humanidad-Ourense del viernes, cuando quedó tumbado en el suelo durante unos minutos. Al principio no se sabía bien qué le había pasado y el temor cundió en el Multiusos, que empezó a corear su nombre. Todo quedó en un susto que, contaba después, no le desea a nadie. «Me quedé sin respiración», aseguró.

Fue el momento tenso de una noche feliz, con un 84-75 para los locales que confirma que van cogiendo vuelo. Rakocevic colaboró con 15 puntos en 21 minutos, añadiendo dos aspectos en los que siempre ha estado bajo sospecha para algunos: la distribución del juego (7 asistencias) y la defensa. «Se ha quedado la idea de que no defiendo y eso es simplemente mentira», lamentaba, en un tono menos gracioso que cuando hablaba de los 160 partos. La realidad es que es otro jugador distinto al que arrancó la temporada, o más bien empieza a ser el de la pasada.

Él y sus compañeros descansaron ayer, pero les vienen días intensos, con dos partidos la próxima semana: el martes en la cancha del Carramimbre Valladolid (20.45 horas) y el domingo de nuevo en el Multiusos frente al Prat (12.00). Ambos están entre los cinco primeros, pero este equipo no le teme a nadie ya.