Con más o menos dificultades, con más o menos efectivos, con el trabajo de despacho más o menos hecho o a medio hacer, con las campañas de socios en marcha a muy diferente ritmo, los tres representantes del fútbol extremeño en la Segunda División B ya corren sobre el césped, ya trabajan.

El Cacereño ya lleva ejercitándose desde hace una semana. Arroyo y Villanovense, desde ayer. Los entrenadores y cuerpo técnico, en consonancia con los jugadores, tienen la palabra y el esfuerzo hasta el penúltimo fin de semana de agosto, cuando se iniciará la liga, en la que se han puesto tantas ilusiones como incógnitas y ciertos miedos.

Este año la coincidencia de objetivos es, a priori, total. Las limitaciones económicas marcan a los tres, aunque ello no ha impedido conformar la plantilla ya al Villanovense, recién ascendido. Mientras, el Cacereño está pendiente de firmar aún a seis-siete futbolistas, prácticamente la mitad que el Arroyo, que a día de ayer solamente tenía disponibles a ocho jugadores. No pasar apuros parece la meta común, aunque el sueño real es el de estar arriba. No es esa la sensación que se transmite, sin embargo, precisamente por los condicionantes dinerarios.

En el Cacereño se da la paradoja que lo más retrasado en estos momentos es precisamente vender el proyecto para hacerlo atractivo. Hasta hoy mismo no se va a poner en marcha la campaña de abonados.

Aitor Bidaurrázaga y Tomás García Calvo están felices con la actitud de los que tienen a su disposición. Y ahora en el horizonte lo más interesante es el primer amistoso, que será el sábado en el Municipal Vicente Sanz ante el Don Benito. Será la primera piedra de toque para los verdes de la pretemporada. Después llegarán Guijuelo (2 de agosto), Coria (en principio el día 6), el triangular de Villanueva de la Serena (9) y el de Arroyo de la Luz (15 de agosto). No hay previsto, de momento, encuentros como local.

ESCASOS EN ARROYO Por su parte, José Francisco Grao, 'Pato', dirigió ayer por la tarde el primer entreno del Arroyo con muy pocos futbolistas confirmados, ocho. En las próximas horas habrá algún anuncio más en forma de contratación de futbolistas. Se quiere apurar y que lo que se desea baje su caché. Son tiempos de ajustes también en el Arroyo, que ya vendía también ayer carnets de socios en el Municipal.

Mientras tanto, el último en llegar a la categoría de bronce, el Villanovense, inició el trabajo en el Romero Cuerda a las siete (con puntualidad británica) con casi la totalidad de los 20 futbolistas que componen la plantilla.

Solamente faltaba en el entreno el defensa central camerunés Owona, de quien el club informó que había tenido problemas con el vuelo, y del que se espera que haga acto de prensa hoy. Con ellos, varios jugadores de la zona para completar lo planificado en las sesiones.

El técnico, Julio Cobos, dirigió el trabajo con el preparador físico, Dani Chamorro, quien tendrá más protagonismo estos días en los que la plantilla tendrá que quemar calorías acumuladas durante el verano con mucha labor física.

El ambiente fue distentido, como en Arroyo y los primeros días en el Cacereño, con los jugadores comentando lo sucedido en las vacaciones dentro de un grupo en el que 13 futbolistas saborearon el ascenso, justamente un año después del doloroso descenso. La intención es no revivir viejos malos sueños y que no se conviertan en pesadillas.