Mucho se ha hablado habitualmente de aquella famosa gesta del ascenso del CF Extremadura a Primera División en junio de 1996. Sin embargo, aquella proeza histórica para el fútbol regional empezó a cocinarse mucho antes, justo en el año 1991, cuando Jesús María Sáenz Ortuondo (Ondarroa, 1951), aterrizó en Almendralejo para dirigir al Extremadura en Segunda B. Empezó a emerger una generación de futbolistas entregados a un club, a una ciudad y a unas colores. Los Pedro José, Félix, Sastre, Márquez, Cortés, Soler, Verde o hasta un jovencísimo Ito que debutaría en bronce con tan sólo 16 años. Aquel Extremadura ya se colaría en playoff, pero aún estaría verde para subir. Hubo que esperar tres temporadas para que la puerta de la Segunda División se abriera para Almendralejo.

Sucedió durante la temporada 1993-1994. La columna vertebral ya se había hecho a las órdenes de Ortuondo, un técnico vasco que parecía más un psicólogo que un entrenador. Sus ideas y filosofía del fútbol y de la vida calaron muy hondo en todos ellos. «Te convencía de todo. El tipo era un auténtico psicólogo. Hacía que lo que parecía imposible, se pudiera lograr», ha repetido en innumerables ocasiones Pedro José, el gran capitán de aquella irrepetible generación y hoy, curiosamente, único superviviente en primera persona 24 años después de otra histórica azaña como ayudante de Sabas.

Aquel CF Extremadura dominó el grupo IV de Segunda B y terminó siendo campeón por delante de Las Palmas, Recreativo y Jaén. Por entonces, no había eliminatoria, sino liguilla de ascenso. Al Extremadura le tocó en suerte Manlleu, Numancia y Langreo. Asturias sigue en el corazón de muchos aficionados.

Tras empatar ante el Manlleu en Cataluña (1-1) y ganar 1-0 al Numancia, siguieron dos empates ante los mismos rivales. Se la jugaría el Extremadura ante el Langreo. Hacia Asturias marchó medio Almendralejo. Allí, el CF Extremadura ganó uno de esos partidos inolvidables. Fue 1-3, con goles de Melenas, Pinto y Tirado. Sí, Pepe Tirado, el héroe de Albacete. Por entonces ya marcaba goles importantes.

El CF Extremadura cerró el ascenso en casa con un contundente 3-0 el 12 de junio de 1994. Dos goles de Melenas y otro de Paco Peña hicieron estallar de júbilo el viejo Francisco de la Hera. Esa fue la lanzadera azulgrana hacia el fútbol profesional y, posteriormente, hacia la Liga de las Estrellas, aunque después llegara la hazaña del Carlos Belmonte.

Manolo Peña marcó 19 goles aquel año. Y Melenas 16. El Extremadura se había convertido en una piña arrolladora que entraba con fuerza entre los mejores de España. Fue un año que marcó un antes y un después. Un punto de inflexión que podría repetirse hoy.