Dice que está acostumbrada a llamar la atención por su estatura, 1,96 metros oficiales. Ni siquiera en el mundo del baloncesto de chicas es normal encontrarse con una jugadora tan alta. Por Cáceres nunca había pasado una de su tamaño y nadie en la Liga Femenina 2 se le acerca. Es Diana Razmaite, la espigadísima lituana del Iber Extremadura Cáceres 2016, el centro de la esperanza para que el equipo logre la salvación en una temporada sin norte hasta ahora.

De momento, sus inacabables dosis de centímetros y experiencia --tiene 35 años-- han dado algunos dividendos tras llegar hace apenas un mes. Fue toda una sorpresa ganarle el pasado sábado al Uni-Cajacanarias (73-69), segundo de la clasificación, cuando en toda la campaña solo se había superado al colista, el Codigalco Carmelitas --precisamente el rival de mañana en un partido clave-- y a las juniors de Badajoz. La aportación de la pívot resultó incontestable (20 puntos, 9 rebotes).

"Yo creo que nos salvaremos si seguimos trabajando juntas como lo estamos haciendo", afirma Razmaite con las bromas de sus compañeras de fondo. Como ellas mismas le dicen entre risas, no son tanto sus compañeras como sus nietas. "Son buenas chicas. A veces cometen errores e intentan jugar demasiado rápido porque son jóvenes, pero yo era igual que ellas a su edad", comenta con cierta resignación.

Veterana

No es, desde luego, una jugadora más, una mercenaria más de las que van de un lado a otro en estas competiciones. Durante muchos años ha sido fija en las convocatorias de la puntera selección de Lituania, el pequeño país báltico caracterizado por su amor al baloncesto. "Desde muy pequeños nos ponen a jugar y por lo general tenemos buen físico, así es que no es tan raro que salgan tantos talentos de allí", cuenta. Nombres míticos como Arvydas Sabonis, Valdemaras Homicius, Rimas Kurtinaitis, Sarunas Marchulenis o Arturas Karnisovas son la prueba de ello.

De hecho, ella está en una cancha desde que Lituania solamente era una república de la URSS. "Empecé con doce o trece años a jugar, sí. Entonces no éramos un país independiente, pero es una época de la que recuerdo poco". Después llegó una exitosa carrera en la que ha disputado Mundiales y Eurobaskets y que se interrumpió el verano pasado. "El entrenador quería más gente joven, supongo".

Es su primera vez en España, aunque ya se ha enfrentado a la selección nacional en varios torneos. No le coge de sorpresa nada: ha pasado por lugares tan dispares como Polonia, Italia y Suiza, que es donde jugaba hasta hace poco y de donde se marchó porque su club, el Sdent Sierre, no le pagaba. "Mi agente me llamó y me pareció bien venir aquí. Creo que todavía puedo ayudar a un equipo", añade.

"La verdad es que me sigue divirtiendo jugar a baloncesto. Por eso estoy todavía en esto. No sé lo que pasará la temporada que viene, pero me encuentro bien físicamente. He tenido suerte y no arrastro lesiones, aunque está claro que ya no soy joven", explica.

Diana Razmaite se despide con una serena sonrisa. Tiene que seguir dando pequeñas lecciones a las promesas del Iber. Es lo que tiene cuando se ha vivido tanto basket y se ven las cosas desde tan arriba.