Iñaki Badiola dejó en la madrugada del sábado de ser presidente de la Real Sociedad al prosperar la remoción de su consejo de administración, en una Junta de Accionistas muy crispada que proclamó como sucesor al empresario Jokin Aperribay y terminó con la intervención de la policía vasca.

La reunión de accionistas, que tuvo lugar en el velódromo de Anoeta en la capital donostiarra, reunió a 1.720 personas y fueron determinantes en la votación, como estaba previsto, los sufragios delegados para obtener la remoción de Badiola. El 58% votaron en contra y 36% a favor.

El nuevo presidente de la Real tuvo que ser escoltado por los servicios de seguridad privado ante las decenas de aficionados que solicitaron su dimisión antes de tomar posesión. La policía vasca al final tuvo que intervenir para evitar males mayores.

El empresario donostiarra, antes de la destitución, había asegurado que no sería "sometido" por el poder político y que no se prestaría a "sus caprichos y trapicheos" y había denunciado que el problema del club que preside es el "oscurantismo" y una "oligarquía" que "tembló" cuando él alcanzó el poder el 3 de enero de este año.

Jokin Aperribay, en nombre de la plataforma Errealaren lagunak , apostó por una "gestión seria y eficiente de los recursos que tiene el club".