Durante horas, seguramente días, el Cacereño cambió de manos. En el transcurso de las últimas semanas, el presidente y propietario de la mayor parte de las acciones del club, Félix Campo, y el dúo formado por Antonio Martínez Doblas y Angel Marcos alcanzaron un acuerdo total en las condiciones para el traspaso de poderes. Sin embargo, y misteriosamente, Campo ha decidido a última hora echarse atrás y de momento no habrá cambio de propietario.

La historia es un secreto a voces en Cáceres, donde ya se aseguraba que Campo por un lado estaba empezando a liquidar los contratos de los trabajadores de la entidad y que por otro Marcos tejía el nuevo proyecto deportivo. Este pasaba --y pasa, pues las negociaciones no están del todo rotas-- por volver a implicar a Cáceres con su club de fútbol y crear una plantilla que recuperase lo antes posible la categoría recientemente perdida.

SIN EXPLICACION Las conversaciones, llevadas en extremo secreto desde hace más de dos meses, llegaron a buen puerto muy recientemente, incluso en las formas de pago y en una fórmula fiscal beneficiosa para todas las partes.

Campo ha ofrecido algunos síntomas de retirada y apenas ha aparecido por la ciudad en las últimas semanas, ni siquiera para presentar al nuevo entrenador, Bernardo Plaza, aunque sí fue visto accediendo a la sede del bingo del Cacereño, una mañana de principios de julio. Su salida del club tras cuatro años y medio era un hecho y Marcos, que cuenta con la imprescindible financiación de Martínez Doblas, ya había contactado con históricos --como Ciriaco Cano o Manuel Sánchez Delgado, Manolo -- para que se uniesen a él.

También futbolistas como Aítor Bidaurrázaga podrían retornar al club verde, mientras que se habría dado el visto bueno, en privado, de fichajes realizados por el propio Plaza, como en el caso del centrocampista Gervasio (Cerro de Reyes).

La marcha atrás ha dejado fría a la parte compradora, que el próximo lunes podría hacer públicas sus quejas por lo que consideran una actitud inexplicable por parte de Campo. Se considera que la cifra en principio aceptada está "por encima del valor actual del club". El único motivo para la repentina negativa es que la nueva temporada ya está en marcha.