Alguien saldrá del armario ahora". La frase, enmarcada en el contexto de una explosiva rueda de prensa, corresponde al hasta ayer presidente del Cáceres, Juan Francisco Luis. La marcha de éste se confirmó durante la mañana en más de 50 minutos de intervención desgarrada, que sin embargo fue el preludio de un sinfín de interrogantes sobre el futuro del club que, más que nunca, se encuentra en estado de descomposición.

La entidad queda ahora en mano de los jugadores y de los empleados, a la espera de una solución. Aunque parezca kafkiano , quien está ejerciendo ahora la máxima responsabilidad es el aún gerente, Julio Espino, que, con el poder ejecutivo del club, ultimó ayer las gestiones para que el equipo pudiera viajar a Tarragona, donde mañana juega su partido de la LEB.

Luis arremetió contra políticos como Felipe Vela o Lázaro García, gente de su confianza como el Espino, aseguró que le presentaría su renuncia a José María Bermejo, el histórico exdirigente del que --dijo--, a él no le consta que hubiera dimitido como presidente de la Fundación Cáceres, madre del nuevo proyecto, y puso como espoleta de su marcha la petición expresa de los técnicos y la plantilla.

"Ellos entienden que nosotros teníamos que presentar la dimisión porque se estaba taponando la posibilidad de que llegara la subvención. Es decir, los propios interesados que sufren ese impago dicen que el ayuntamiento no va a abonar nada mientras nosotros estemos aquí", dijo el ya expresidente, quien consideró una "razón fundamentalísima" en su marcha que fueran la propia plantilla y los empleados del club los que hicieran la petición.

El expresidente, que en el inicio de su intervención se disculpó ante los periodistas "por no haber podido decir toda la verdad" de la crisis en sus seis meses de mandato, indicó que había intentado "40.000 posibilidades" para salvar el problema y citó las negociaciones con una firma nacional que no cuajaron finalmente "cuando esta empresa quiso mantener un contacto con el ayuntamiento y saber cuáles iban a ser los intereses. No sé dónde la haría, si en Festejos o en la Policía Local", ironizó, "y le contestaron que la cosas estaba mal, que el presupuesto estaba impugnado por el PSOE y que el club no sabía si iba a cobrar la subvención".

INSULTO Explicó también las conversaciones con Tribugest, la empresa que, teóricamente, debía adelantar el dinero. "Quedamos que, si en el día de ayer (por el martes) no era posible liberar la subvención, presentaríamos la dimisión". Sobre este tema, arremetió duramente contra el concejal de Deportes, mostrando un documento con el reconocimiento de deuda del pasado año y calificando de "insulto a la afición de Cáceres" las declaraciones de Lázaro García a EL PERIODICO EXTREMADURA de ayer, en las que éste dijo desconocer las negociaciones en curso entre las partes. Luis insistió en que "había un principio de acuerdo" con Tribugest, que aún se puede conseguir.

Pasa a la página siguiente