Recibió una palmada en la espalda de sus compañeros Txente García Acosta y José Luis Arrieta. Lo esperaba el coche de los masajistas Vicente Iza y Pep Toni Escandell en el avituallamiento. Movía la cabeza de lado a lado. Impotencia. Alejandro Valverde se apeó del Tour con rabia en el cuerpo, lágrimas en sus ojos y dolor en la rodilla izquierda. Dijo adiós en el control de avituallamiento de la 13 etapa del Tour, en un día de trámite y sin historia, al margen del triunfo del velocista australiano Robbie Mc Ewen.

Tomó la salida porque era el quinto de la general y llevaba puesto el jersey blanco, el del líder de los jóvenes. Ha visto que sirve para esta carrera, que pasa la alta montaña y que puede presumir de que Lance Armstrong, el incuestionable jersey amarillo, lo ha elegido como su sucesor. "El año que viene volveré con más rabia", avisó. Fue la frase lapidaria pronunciada ayer por el único que ha noqueado al tejano en una llegada de montaña en siete años de dominio absoluto.

REPOSO DE 15 DIAS Eusebio Unzué, el director del Illes Balears, avisó por la emisora interna: "Se baja en el avituallamiento". El anuncio no pilló por sorpresa a los auxiliares del equipo. Se colocó en la parte trasera del vehículo y lloró de rabia, de enfado. No cesó de gemir ni cuando cogió el teléfono móvil para llamar a Angela, la joven con quien se casó el otoño pasado y con la que desaparecerá del mapa los próximos días. Ahora necesita descansar, "Unos 15 días", según dijo Iza, el periodo necesario para que la tendinitis de la rodilla izquierda desaparezca totalmente.

Luego, se hablará de su futuro inmediato. Ayer, ya le preguntaron por la Vuelta y por el Mundial. Pero sólo tenía el disgusto del abandono en la cabeza y la convicción de que en una sola etapa había encandilado a los amantes de la bicicleta con su majestuoso comportamiento en Courchevel, en el día más feliz de un montón de Tours. Sólo por su triunfo en los Alpes ha valido la pena lo que se lleva de carrera.

Qué suerte tiene Armstrong. A sus oponentes más brillantes siempre les suceden cosas. Errores tácticos de Jan Ullrich, la caída de Beloki en su Tour más aguerrido y ahora Valverde.