Lo primero que llamaba la atención de aquel equipo era su nombre. No eran los Leones de Ghana, ni los Leopardos de Kenia, ni los Tigres de Namibia, ni las Cebras de Ruanda, ni las Aguilas Rojas de Uganda, ni los Búfalos Verdes de Zambia, ni los Rinocerontes Negros de Zimbaue. Aquellos chavales de Níger, de entre 8 y 12 años, habían optado por un nombre menos telúrico y más utópico, menos ancestral y más reivindicativo: Africa Libre Fútbol Club.

Como no tenían camisetas, juraban que el escudo lo llevaban por dentro, cosido al corazón. Como no tenían botas, jugaban descalzos o con chanclas. El balón era de plástico y el campo, un innoble pedregal. En el minuto 15 de la primera parte ya habían desaparecido las áreas. Pero aquellos chavales jugaban primorosamente, tocando y tocando la pelota, cambiando de velocidad cada vez que se acercaban al área, taladrando sin piedad la portería rival. Ganaron 5-0 en la final contra el equipo local, las Gacelas de Menaka (Mali). Una peana de plástico, sacada de un vertedero, con una pequeña flor artificial fue su trofeo.

Un único sueño

Con el mismo espíritu que aquellos chavales cruzaron a pie la frontera de Níger a Mali para demostrar su orgullo ganador, sin nada a cambio, Africa entera se estremece hoy con el inicio de la Copa Africa en Angola, en una sacudida que no se detendrá hasta que el balón deje de rodar en el Mundial de Suráfrica. "Se han dicho muchas cosas negativas sobre la celebración del primer mundial africano. Que si ese dinero podría haberse gastado en paliar la hambruna y las enfermedades, que si los estadios se quedaran ahí como elefantes blancos inmóviles", reflexiona, a través del correo electrónico, Tinyiko Sam Maluleke, investigador de la Universidad de Suráfrica y articulista del diario Mail&Guardian. "Pero hay cosas más importantes. Para los millones de niños que patean un balón en las barriadas pobres, en las aldeas y en los campos de refugiados, el fútbol es su único sueño. Así que no les negaré la oportunidad de ver a sus ídolos luciéndose en territorio africano. El 2010 es mucho más que el dinero y los planes de desarrollo. El fútbol significa mucho para Africa. No es una panacea, pero levantará el espíritu del pueblo, lo hará creer más en sí mismo", añade.

Continente barcelonista

"¡Correremos como negros, viviremos como blancos!", gritaban abrazados los pequeños futbolistas del Africa Libre mientras paseaban su paupérrima copa entre las casas de adobe de la aldea de Menaka. Aquella declaración de intenciones, acuñada por Samuel Eto´o el 13 de agosto del 2004 tras fichar por el Barça, provocó una sonrisa unánime desde Argel hasta Ciudad del Cabo, desde Mogadiscio hasta Dakar. Hoy en día los niños de todo el continente, barcelonista hasta la médula, repiten alborozados este lema cada vez que se sienten capaces de emular la carrera del león indomable. El tenaz compromiso del creciente número de estrellas africanas que triunfan en Europa mantiene encendida la idea de que una vida mejor es posible.

Mientras los clubs europeos lamentan la inoportuna llegada de la Copa Africa, en países como Mali, Costa de Marfil, Ghana, Camerún, Nigeria y Togo prende una indescriptible sensación de orgullo por haberle robado durante un mes el corazón a las ligas española (11 jugadores), inglesa (27), italiana (8), alemana (21) y francesa (57). En España, los equipos más perjudicados son el Barcelona (Keita y Yayá Touré) y el Sevilla (Kanouté y Zokora). También sufrirán Mallorca (Webó), Almería (Kalu Uche), Valladolid (Manucho), Málaga (Obinna), Espanyol (Kameni) y Betis (Emaná). En Inglaterra, el Chelsea pierde de un plumazo a Drogba, Kalou, Obi Mikel y Essien. El panorama también es negro para el colista, el Portsmouth, que se queda sin Belhadj, Yebda, Nwankwo Kanu y Dindane. El caso más dramático indudablemente es el del Niza, en Francia, que ha perdido a ocho de sus jugadores.

Préstamo a Europa

Hay muchas riquezas de Africa robadas por Europa, pero los futbolistas son solo préstamos. Otra cosa sería vender el motor emocional, el estimulador intangible del continente. A eso ningún futbolista africano está dispuesto.