Nacido en Grijó hace casi 23 años, André Gomes es uno de los talentos más destacados de la última gran generación del fútbol portugués, recién coronado campeón de Europa. El exvalencianista surgió de la siempre prolífica cantera del Benfica, equipo con el que debutó en el 2012 y donde se haría un nombre una temporada después.

Jorge Jesús, un técnico con ojo clínico para detectar y pulir jóvenes promesas, advirtió en el potencial de Gomes un centrocampista de enormes posibilidades gracias a su calidad y recorrido, convirtiéndolo a sus 20 años en pieza fundamental de su equipo.

Gomes logró hacerse un hueco en uno de los mejores Benfica de los últimos años, integrado por hombres como Oblak, Nico Gaitán, Matic, Garay o Cardozo. Aquel curso el conjunto lisboeta conquistó el campeonato liguero y la copa de Portugal y se quedó a las puertas de la Europa League al caer en la final en la tanda de penaltis contra el Sevilla.

Valencia, la consagración

Pretendido por grandes equipos, Gomes aterrizó en el verano del 2014 a cambio de 15 millones de euros en el Valencia en buena medida gracias a la estrecha relación que mantienen Peter Lim y Jorge Mendes, su representante. Su adaptación al fútbol español fue rápida y no tardó en hacerse con la titularidad a las órdenes de su compatriota Nuno, que le ubicó de interior izquierdo formando un triángulo junto a Javi Fuego y Parejo. Aquella medular se convertiría en el gran aval de un Valencia que terminó la Liga en cuarta posición.

La temporada pasada fue otra historia. Despedido Nuno con el curso en marcha, la llegada de Gary Neville supuso una calamidad para la institución pero no para Gomes, cuyas prestaciones individuales fueron creciendo a medida que la campaña avanzaba y su equipo se desmoronaba. El portugués asumió el liderazgo de un conjunto a la deriva haciendo patente que por calidad y carácter Mestalla ya se le estaba quedando pequeño. Uno de los pocos lunares en su expediente: la escasa contribución goleadora, quedándose en 8 tantos en 75 partidos.

Con 23 años tiene un margen de mejora muy amplio y algunos defectos por pulir que pueden condicionar su adaptación al Barça. Desconocedor del juego de posición, es impulsivo y tiende a abandonar la base de la jugada para irse arriba, donde más desequilibra. Le falta un punto de pausa y orden cuando se trata de madurar los ataques a fuego lento y acostumbra a acaparar mucho el balón.

El escaso sacrificio defensivo es otro de puntos débiles. No tiene capacidad de robo ni de retorno, detalles que no le pasaron por alto a Fernando Santos, que después de darle la titularidad al inicio de la Eurocopa decidió prescindir de él para blindar el medio campo.

El Barça se hace con un futbolista muy codiciado cuyo perfil echó de menos en algunos tramos de la pasada campaña, especialmente cuando el equipo se atascaba si la MSN no acudía al rescate. Con Gomes, Luis Enrique gana capacidad de sorpresa y multitud de recursos en una medular cada vez más complementaria. El portugués es por encima de todo un agitador. Su gran manejo de ambas piernas (regatea, pasa o chuta muy bien con derecha e izquierda) permite al asturiano la posibilidad ubicarlo en cualquiera de las posiciones de interior. Sin ser excesivamente rápido, su larga y potente zancada y su habilidad en el uno contra le convierten en un gran contragolpeador.

Con el balón en los pies es elegante, efectivo e imprevisible. Es imaginativo y su visión de juego y último pase son idóneos para abastecer a la MSN. Tiene desborde hacia ambos lados y es experto en recibir entre líneas y girarse gracias a su capacidad para proteger el balón utilizando el cuerpo. Atesora, además, un buen desplazamiento largo.