Cuatro partidos, 360 minutos, son los que le restan a Cerro de Reyes, Cacereño y Villanovense para terminar la temporada con una sonrisa o con la decepción de haber vuelto a Tercera. A estas alturas de la campaña, la única cuenta que vale es la de sumar más que los compañeros de la zona baja, cuya irregularidad está permitiendo, por un lado, que el equipo pacense se escape hacia la tranquilidad, y por otro que el Cacereño mantenga sus opciones y que el Villanovense se reenganche a la lucha por la permanencia.

El Cerro es el que más fácil tiene alcanzar su objetivo. Con 42 puntos tiene un margen de seis sobre el descenso cuando restan doce por disputarse. Ganar un partido puede ser suficiente, como dijo Tinín tras el encuentro del miércoles --"con 45 puntos puede ser suficiente"--, aunque ha pedido a sus jugadores que no se relajen.

La próxima jornada tiene una salida complicada ante el Atlético B, que se juega entrar en la fase de ascenso (domingo, 12.00 horas). Después recibe a un Racing B con urgencias por escapar del descenso para viajar después a Cuenca, donde le espera un Conquense que ya no se juega nada. La última jornada, en la que el Cerro puede tener toda ya decidido, el Cacereño visita el José Pache.

"Me gustaría ceder esos tres puntos al Cerro porque nosotros hayamos ganado antes todo", aseguró en la noche del miércoles Angel Marcos, técnico del Cacereño, en referencia a ese partido que cierra la temporada. Pero a ese encuentro puede que lleguen con más necesidades los verdes, con un calendario más complicado, pues de cuatro partidos jugarán tres lejos de su estadio. El domingo visita al Vecindario (12.00), un equipo que no se juega nada. Marcos es muy optimista para este partido en el que no estarán ni Chiqui ni Estévez, que deberán cumplir sanción por acumulación de tarjetas, ni Tito y Tomás, expulsados el miércoles. Antes de llegar al José Pache se cruzará con rivales directos por la permanencia: Sporting B y Tenerife B

El Villanovense, en alza

Aunque es el peor clasificado de los extremeños, el Villanovense afronta la recta final con mucho optimismo tras enlazar dos victorias seguidas por primera vez en la temporada. Son seis puntos que le han permitido situarse a solo tres de la permanencia. La ilusión ha vuelto al vestuario que entrena Jaime Molina, muy satisfecho por el partido de sus jugadores contra el Vecindario: "Hemos jugado el mejor partido desde que estoy aquí", afirmó.

Su calendario es difícil, pues debe visitar al Oviedo (domingo, 18.30) y al Universidad de Las Palmas, aún con opciones de entrar en la fase de ascenso, pero el margen de error de los serones es mínimo si quieren conservar la categoría.