En las últimas fechas venimos manteniendo contactos con la alcaldía y la concejalía de Deportes de nuestra ciudad solicitándoles el apoyo institucional que necesitamos en estos momentos delicados por los que atravesamos, tanto en el campo deportivo como en el económico.

En todos estos contactos, así como en las reuniones mantenidas, a lo largo del año, desde la alcaldía se nos transmite confianza en nuestro proyecto. D Elia María Blanco, en julio del 2003, recién tomada posesión de su cargo, fue quien nos impulsó a dar el paso definitivo para poder aceptar la invitación de la FEB y participar, por primera vez, en una competición tan exigente y profesional como la Liga LEB. Cumpliendo su promesa, siempre ha estado a nuestro lado, tanto en momentos de mayor euforia y alegría (Copa del Príncipe en Zaragoza) como en estos momentos tan complicados, que es cuando más agradecemos su compañía.

Queremos reconocer y agradecer la inestimable ayuda y colaboración de nuestra alcaldesa D Elia María Blanco, cuyas gestiones personales nos hacen sentir el calor y afecto que consideramos imprescindibles para continuar, a pesar de todos los inconvenientes que estamos encontrando, con más fuerza que nunca y la moral renovada en nuestro difícil reto de gestionar una entidad con 16 empleados, 150 jugadores, 12 técnicos, 1.700 abonados y casi 3.000 espectadores en cada partido.

Para nosotros es un honor sentirnos embajadores de Plasencia por toda España y contribuir, de manera significativa, en la promoción de nuestra ciudad; así como colaborar en el complemento educativo y de formación de nuestros jóvenes a través del deporte. Esto no sería posible sin la decidida implicación tanto de la concejalía de Deportes como de la alcaldía durante estos tres últimos años en los que estamos participando en la categoría de plata del baloncesto nacional.

Queremos significar que, para nuestro club, es necesario mantener esta buena sintonía con nuestro ayuntamiento que, sin duda, permitirá consolidar el futuro de nuestra entidad, y al mismo tiempo la ilusión de tantos buenos aficionados que, tradicionalmente, siempre han existido en Plasencia.