El Cacereño oficializó ayer la cantada destitución de Angel Alcázar y confirmó que quien ocupará el banquillo será el director general, Angel Marcos, como adelantó este diario. La comparecencia pública para explicarlo tuvo sobre todo el protagonismo del técnico cesado, que, aunque se confesó "aliviado" por la decisión, reprochó a la entidad que le apoyase ante las críticas de la afición y se quejó constantemente de que se le había faltado el respeto "dentro y fuera del club" durante el año y poco que ha estado en Cáceres.

Alcázar ("desde la pretemporada se me contó diana en la espalda") hizo referencia a un pasaje que ilustra su denuncia: este verano, en un partido de Copa Federación en Coria "solo faltó ser insultado, agredido y zarandeado por un grupo de aficionados que viajaron con el equipo y nadie del club paró eso".

En su alegato ante los medios --a algunos de los cuales, sin citarlos, también culpó de faltarle al respeto y de "machacar, machacar y machacar"-- hasta dijo que comprendía su salida. "La situación se complicó y ya era insostenible. Era lo mejor para todos. Estoy jodido , porque empezamos bien y estoy convencido de que los resultados iban a llegar", explicó, exculpando a los jugadores. "Son unos grandes profesionales y estoy seguro de que van a sacar esto adelante. Comprendo cuando no se trabaja a gusto, no se puede rendir al cien por cien", agregó. Esta mañana se despedirá de ellos.

Preguntado por los motivos de esa "falta de respeto general", respondió que "habría que preguntárselo a la afición. Ya el año pasado cuando íbamos primeros o segundos se producía y luego los resultados llegaron. Ahora no me han dejado".

Además, tuvo palabras de cariño hacia el consejero delegado del club, Antonio Martínez Doblas, y negó tener problema alguno con su sucesor. "Marcos me ha respaldado muchas veces", aseguró, mostrando además su deseo de entrenar "lo antes posible" en otro lugar tras lo que calificó como "la peor experiencia" de su vida "profesional y personal". "Al perro lo han matado y la rabia se ha acabado", espetó gráficamente, confesándose "preocupado" por cómo había llegado a afectar la situación a su familia. "Cuando le dije a mi mujer que estaba fuera del club, le salió una gran sonrisa. Nos quitamos un peso de encima", apuntó.

EL ACUERDO Por su parte, Martínez Doblas justificó el cese en lo que definió como "falta de armonía" de Alcázar con la afición y "no solo en los resultados", pese a que el equipo es último con dos puntos de 18 posibles. "No podemos cerrar los ojos. Esto ya estaba afectando al equipo y hay que cambiar la dinámica, buscar un nuevo enfoque, un revulsivo", analizó.

Para el propietario del Cacereño, "Marcos es la mejor opción, la persona que mejor conoce al equipo. El equipo y la afición volverán a estar unidos, porque si no, será muy difícil". Halagó a Alcázar en su adiós ("le estamos muy agradecidos porque nos llevó al ascenso") y repartió la culpa del bajo momento del equipo a sí mismo y a los propios jugadores. También negó contactos con Manolo Sánchez, aunque le abrió la puerta: "Quizás en un futuro tenga la oportunidad".

Doblas y Alcázar tendrán todavía que negociar económicamente para romper el vínculo, pero no se prevé fácil. "Creemos que no habrá problemas para un acuerdo intermedio", dijo el mandatario; "tengo un contrato y me remito a ello, pero los meses de insulto y humillación que he sufrido aquí no se pagan con dinero", aseguró el técnico.