Desde el famoso conjuro de la sartén de Fabri González, el fútbol emeritense no había vuelto a vivir ninguna historia relacionada con la superstición, al menos que se sepa.

El Mérida mantuvo su portería a cero, por vez primera en la presente temporada, frente al Sevilla B.

Y, tal como avanzó el domingo EL PERIODICO EXTREMADURA, quizá algo tuvo que ver el que el guardameta Ramón Sánchez recurriera a prender de su toalla, además de su inseparable Santa María del Alcor, otra estampita de la mártir Santa Eulalia, patrona de Mérida, que le regaló el directivo Miguel Cid.

El de El Viso del Alcor admite que, antes del partido, pidió a ambas vírgenes "conseguir el objetivo de mantener por fin mi portería a cero y creo que me protegieron porque en el minuto 27 hubo una jugada que era merecedora de penalti y de mi expulsión y, sin embargo, el árbitro no pitó nada".

Pero no quedó ahí la cosa. Ramón puso media cabeza de ajos en cada portería. "Incluso, cuando iba hacia el estadio se me olvidaron y volví a casa a por ellos", evoca.

Hace diez años, aparte de la sartén, se supo que el entonces técnico del Mérida, el lucense Fabri, recurrió a una vidente asturiana al creer que el infortunio que rodeaba a su equipo no era natural.