Ayer se inauguraba el nuevo circuito de cross de Almaraz. El campeonato de Extremadura daba la ´bendición´ a un recinto espectacular. El empeño de hombres como Víctor Luengo, al que algún día tendrán que hacer un enorme monumento en el Campo Arañuelo y otro en la frontera hispano-marroquí, la decisión política de los responsables del ayuntamiento almaraceño y la económica de la central nuclear --que hay que ver lo bueno también-- nos permitirán disfrutar del circuito. En cualquier caso, la ilusión que han puesto en esta instalación deportiva va mucho más allá de los condicionantes políticos. Yo, de hecho, tuve el privilegio el viernes de pasear por el nuevo circuito y me permito el lujo de augurar grandes competiciones. No sé cómo, pero de repente me ha entrado una amnesia, en ningún modo preocupante. No recuerdo de qué signo político es el consistorio de Almaraz. Sí tengo presente que el deporte es --¿o debería ser?, mejor-- apolítico.