Almendralejo vivió ayer una jornada inolvidable de fútbol, pero lejos del verde. Sus calles rebosaron aroma de Liga de Fútbol Profesional y la ciudad volvió a entregarse a los héroes de un histórico ascenso a Segunda. La jornada fue larga, pero intensa. Comenzó con un almuerzo conjunto al que fueron invitados familiares y prensa que ha seguido al club toda la temporada. La fiesta fue total desde el inicio con un speaker de excepción: Alex Díez. El jugador extremeño fue el canalizador de cánticos y gritos para que el ambiente siempre fuera efervescente.

El club se sacó de la manga una sorpresa: un autobús descapotable totalmente pintado de azulgrana y con un escudo nuevo para la ocasión. El mismo paseó a los héroes por toda la ciudad con parada en el ayuntamiento de Almendralejo, donde cientos de personas esperaban a jugadores y cuerpo técnico. La fiesta en el autocar fue total. Luego, subieron al balcón del ayuntamiento para darse un baño de masas. Todos y cada uno de los jugadores fueron hablando con micrófono en mano a los presentes. Especialmente emocionado el capitán Willy, que durante años había soñado un momento así.

También fue muy vitoreado Juan Sabas, a quien la afición le pidió que se quede en Almendralejo para la temporada en Liga 123. Lo hizo también con varios jugadores, especialmente Zarfino, un uruguayo que ya es héroe en Tierra de Barros.

Algunos jugadores atrevidos como Kike Márquez o Airam Benito se pintaron la cabeza totalmente de azulgrana. Otros se raparon con el símbolo de la Segunda División A. Banderas de Uruguay, Andalucía, Extremadura y muchas azulgranas por parte de los aficionados.

Luego rindieron también visita al santuario de la Piedad, donde se realizó la tradicional ofrenda floral que en todos los ascensos no deja de repetirse. Cada uno de los jugadores fueron subiendo a los pies de la patrona de Almendralejo.

La gran fiesta concluyó en el Francisco de la Hera, con un recital tremendo donde todos los jugadores fueron saliendo uno por uno para que fueran vitoreados por sus aficionados. Una fiesta larga que tenía como colofón final la gran cena del ascenso en el Hotel Acosta Centro.

Los actos de celebración acabaron concentrados en un sólo día, pues a partir de este martes los jugadores empezarán a despedirse y emprender sus merecidas vacaciones. Muchos de ellos tienen contrato en vigor y tienen pensado jugar en Liga 123 con el Extremadura, siempre y cuando el club tenga a bien contar con ellos para esta temporada.

De entre todas las celebraciones, destacó el discurso de Manuel Franganillo, presidente del club. Otra vez, como en anteriores ascensos, volvió a tirar de historia y parafraseó a Winston Churchill, de quien hizo suya la frase: «este no es el principio del fin». Volvió a sentir máximo orgullo de haber llevado a su ciudad, de nuevo, a liga de fútbol profesional, su gran sueño desde que fundara este club hace ahora diez años.

Hoy, el Extremadura será recibido por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Será Manuel Franganillo el que acuda a su despacho para otro reconocimiento institucional.