Ningún elemento como el agua para aclarar la diferencia entre pilotos; nada como la lluvia intermitente para someter a examen a los estrategas de las escuderías; no hay mejor ingrediente que un asfalto mojado para electrizar un GP de F-1. Y del remojón de Nurburgring salieron empapados de decepción Lewis Hamilton, Kimi Raikkonen y Felipe Massa, los rivales al título de Fernando Alonso, que ha dado un estacazo con un triunfo de prestigio que le coloca a dos puntos del liderato.

Suele decir Juan Antonio Samaranch que el ocupante del primer lugar del podio gana, el segundo pierde y el tercero vuelve a ganar. El gesto de decepción de Felipe Massa en el cajón reveló que era uno de los perdedores. Faltaban siete vueltas cuando comenzó a llover por segunda vez. Alonso marchaba a siete segundos del brasileño. Ambos entraron a box al tiempo para colocar neumáticos mixtos y a la salida el asturiano se tiró al cuello del brasileño con la confianza que le otorga ser el mejor bajo el agua. Hace un año, en Hungría, completó la mejor carrera de su vida y el cielo de Nurburgring le devolvió lo que le había quitado una tuerca en Budapest. Y como en Hungaroring aprovechó la parte sucia, con menos goma, la que más grip da con agua para adelantar a Massa.

AGRIA DISCUSION El brasileño, como sucedió en el GP de España, mantuvo la posición al límite. Los coches se tocaron, y el pontón lateral de Alonso se rompió, lo que generó una agria discusión entre Massa y Alonso. El asturiano se puso "muy nervioso porque los dos pudimos acabar fuera" y Massa sabe que es uno de esos adelantamientos que marcan, dañan el prestigio y minan la moral.

Para consolarse, echó mano de la clasificación. "He logrado unos puntos importantes". Sumó ocho, por cero de Raikkonen. El finlandés tenía la pole, era el favorito, pero el infortunio se cebó en él. Aguantó su posición en la salida, pero cuando la lluvia apareció en la primera vuelta su equipo le obligó a dar un giro más para no coincidir con Massa en el box para el cambio de ruedas. La torpeza de Ferrari --hubiera perdido menos tiempo esperando a su compañero en el pit-- hundió al finlandés a la cola, que se repuso y podía haber disputado el triunfo, pero una avería hidráulica le dejó tirado cuando ya era tercero de nuevo.

Hamilton no podrá achacar su resultado a la mala suerte. Por eso el hospitality de McLaren olía a incienso.

>Tomó la salida sin ningún problema físico por el accidente del sábado y en un gran arranque se colocó cuarto tras la primera curva, detrás de Kimi, Massa y Alonso.

Podía haber luchado por el triunfo, pero una serie de errores lo dejaron sin puntos. Y eso que tuvo a la suerte, a los comisarios y a las grúas de su parte.

Hamilton se salió con la primera tromba de agua, pero en una inaudita imagen en la F-1, una grúa enganchó al McLaren con el piloto dentro y lo devolvió a la pista.

Tenía una vuelta perdida, pero la nueva regla del coche de seguridad le permitió recuperarla y situarse en la cola del grupo desde donde solo remontó a la novena plaza.

No solo ha visto reducida su ventaja a dos puntos, lo peor no es que sienta el aliento de Alonso en su nuca, aún resulta más punzante percibir un rumor de conversación: "Alonso te ha dado una lección bajo el agua".