No podía hacerse esperar mucho más. McLaren logró por fin el triunfo que merece su gran coche. En esta ocasión no hubo errores de pilotaje, ni averías de motor, ni golpes de mala suerte, y en esas condiciones Kimi Raikkonen no encontró resistencia. Se anotó la pole y logró un triunfo cómodo --llegó a doblar a su compañero Montoya-- porque Fernando Alonso padeció problemas de reglajes en el primer tercio de carrera y Toyota no es aún tan consistente como para permitir a Trulli ganar. Los tres habían dominado la primera jornada de calificación y ocuparon el podio del GP de España. Ferrari, mientras, sufrió un nuevo calvario con sus neumáticos.

Alonso había tenido problemas en el chasis de su coche todo el fin de semana. Pese a contar con reglajes afinados en miles de kilómetros de entrenamientos en Montmeló todo puede cambiar con unos grados más de temperatura en el asfalto o por un juego de neumáticos con un desgaste irregular. Apenas participó en las sesiones libres del viernes, y aun así, rindió a gran nivel en las dos cronos. El sábado finalizó segundo, y en la manga definitiva, antes de la carrera, se situó tercero, tras el inalcanzable Raikkonen y la sorpresa, Mark Webber, que jugaba la baza de salir con muy poca gasolina en su Williams.

JUNTO A LOS TOYOTA El ovetense se vio en la parrilla rodeado por los dos Toyota de Trulli y Ralf Schumacher, y más atrás, Fisichella, Montoya y Michael Schumacher. Su objetivo era adelantar a Webber en la salida y pegarse a Raikkonen. Se deshizo bien del australiano en una gran arrancada, pero no pudo seguir el ritmo del finlandés porque el McLaren va como un tiro y porque su Renault no iba bien. Los neumáticos se desgastaban de forma irregular, un fenómeno conocido como blistening , que hace salir una especie de ampollas en las gomas. Y no tenía solución hasta la primera parada para repostar.

No se trataba ya de seguir a Raikkonen, que había puesto tierra de por medio, sino de mantener la posición frente a los Toyota y Fisichella. Montmeló no es un circuito en el que resulte fácil adelantar, al contrario, pero en cada parada en boxes se pueden ganar o perder posiciones.

REMONTADA DE ´SCHUMI´ Alonso tenía bajo su alerón trasero al Toyota de Ralf cuando el alemán entró a realizar su primer repostaje. Después lo hicieron Trulli, Raikkonen, Alonso y Fisichella. El último en entrar en el box fue Michael Schumacher. Lo hizo nada menos que en la vuelta 32, casi a mitad de carrera, pero a partir de la vuelta 20, con menos gasolina, había volado marcando una y otra vez la vuelta rápida. Eso le llevó a remontar de la octava a la cuarta plaza cuando regresó a la pista, justo por detrás de Alonso, que había cedido un puesto a Fisichella.

En el box de Renault equilibraron el coche durante el repostaje al variar la altura del alerón delantero. El asturiano ya tenía con qué defender el podio frente a Schumi. Entonces dos golpes de suerte le allanaron el camino. Fisichella comenzó a perder tiempo, y Alonso se disponía a adelantarlo cuando su compañero entró en el box para reparar los daños en el alerón que originaron la pérdida de rendimiento.

PINCHAZO DEL ALEMAN El ovetense recuperó así la segunda plaza aunque con dudas razonables de poder mantenerla ante Schumacher en el segundo repostaje. Y llegó otro golpe de suerte. El alemán vio cómo su rueda trasera izquierda se deshacía incomprensiblemente. Paró a sustituirla, y tras su regreso, pinchó la delantera izquierda lo suficientemente lejos del box como para abandonar maldiciendo a los Bridgestone, el fabricante que le permitió abusar de sus rivales el pasado año.

Rod Nelson, el ingeniero de pista de Alonso, comunicó el incidente por radio al asturiano que respiró dentro del casco. La segunda plaza ya era suya y de ella disfrutó antes de acabar mientras saludaba a unas gradas que celebraron en pie la última vuelta. Parecía un triunfo del asturiano y en algún sentido lo fue, porque la diferencia en la clasificación del Mundial aumenta respecto a sus grandes rivales.