Bienvenido a Quebec, pone en el muro de entrada a la recta de meta en el circuito Gilles Villeneuve de Montreal, escenario de la sexta carrera del mundial de Fórmula Uno. Esas protecciones de cemento, que han acabado con las esperanzas de muchos pilotos desde la inauguración del trazado en 1978, serán los jueces que dirimirán las diferencias de la lucha múltiple de este igualado campeonato: la del asturiano Fernando Alonso contra el británico Lewis Hamilton, la de Felipe Massa contra Kimi Raikkonen, la de Ferrari contra McLaren, una especie de todos contra todos donde no existe diferencia entre rivales y compañeros. Todos quieren marcar su territorio al frente del mundial.

Cuando el enemigo también habita en casa, las estrategias cobran una importancia especial. Por eso es mejor mostrarse rápido desde el inicio, desde las sesiones libres del viernes, como las de ayer en la que Alonso marcó el mejor tiempo por delante de su compañero de escudería y los dos representantes de Ferrari. Ni Hamilton, ni los monoplazas de la escudería italiana, conducidos por Kimi Raikkonen y Felipe Massa.

ESPADAS EN EL AIRE El pronóstico está repartido, aunque parece que la ligera superioridad que McLaren exhibió en Mónaco no fue solo fruto de las especiales condiciones de las calles de Montecarlo.

A Montreal, un circuito completamente opuesto, con largas rectas, se han traído más evoluciones aerodinámicas. También Ferrari, pero en esa guerra tecnológica los ingleses parecen acelerar más.

Con el muro de entrada a la recta esperando clientes que arriesguen saltando el piano de la chicane, (Heikki Kovalainen fue el primero del fin de semana), Alonso se mostró intratable.

El doble campeón mundial aventajó en dos décimas a Hamilton en la primera sesión con la pista aún sucia y los neumáticos más duros. Ya por la tarde, con más goma sobre el asfalto, tampoco dio respiro a su compañero, esta vez, con el inglés intercalado entre los Ferrari de Massa y Raikkonen.