Fernando Alonso cambió su Renault por un Mercedes con la intención de convertirse, cuanto antes, en tricampeón del mundo de F-1 y emular así al ídolo de su vida, el brasileño Ayrton Senna. Si el campeón español consigue su meta, igualará en títulos a cinco grandes mitos (Magic Senna, Nelson Piquet, Niki Lauda, Jackie Stewart y Jack Brabham), y pondrá entonces rumbo a los cuatro de Alain Prost, los cinco de Juan Manuel Fangio y los siete, por qué no, de Michael Schumacher. Alonso sabe que no lo tendrá fácil aunque solo sea porque su nuevo equipo no gana el título desde 1999.

Alonso ha podido comprobar ya que su nuevo equipo, McLaren-Mercedes, le ha recibido como si fuese, en efecto, el auténtico heredero del mítico Magic. No le cabe más remedio, pues si con el mejor piloto del nuevo siglo no son capaces de reverdecer laureles es evidente que el que tendrá que ceder el relevo será el no menos mítico Ron Dennis, cuya gestión parece haber provocado más de un quebradero de cabeza en la sede de Mercedes.

Piloto y guía a la vez

Dennis tuvo la gallardía de anunciar con mucha antelación que se había hecho con los servicios de Alonso para los próximos tres años, dejando semidesnudo el proyecto de Briatore en Renault. No contento con eso, también le arrancó el copatrocinador (Vodafone) a Ferrari, asestando dos duros golpes a sus rivales más directos. Dennis sabe que Alonso es el piloto más eficaz de la parrilla. Eficaz, vivo, pillo, sabio y, sobre todo, motivador, aglutinador de esfuerzos y un profesional capaz de señalar el camino adecuado a una escudería con el poder de McLaren, huérfana durante muchos años de alguien que le guíe por el camino adecuado.

La sola presencia de Alonso en la poderosa escudería de Woking ha significado que, por vez primera en muchos años, McLaren se presente a correr la primera carrera del año, la que el próximo domingo inaugurará, en Melbourne (Australia), la nueva temporada, con el nuevo coche ya que, en las últimas ediciones del gran circo, los hombres de Dennis se han visto obligados a presentarse a la nueva cita con el coche viejo. Esta vez, Alonso les ha depertado y han sido más eficaces que nunca.

Alonso acaba de reconocer que la firma de Maranello arranca algo más adelantada que los demás. "Voy a Melbourne a dar lo mejor de mí mismo. Voy a intentar ganar, por supuesto, pero Ferrari arranca por delante de nosotros, pero todo tiene arreglo. Estamos bien, pero debemos, queremos y podemos mejorar", ha dicho el campeón