Lo de menos es que la presentación de Renault se haya quedado en un austerísimo acto en el que los dos pilotos retiraron la sabana que cubría el nuevo R29 en el circuito portugués de Portimao. Lo importante es esa corriente de optimismo, ese pálpito de que esta temporada lucharán por el título. "Mi objetivo es ganar el Mundial", proclamó Fernando Alonso tras descubrir un coche muy trabajado aerodinámicamente, con un morro enorme, un monoplaza más corto y ancho que sus rivales, con unas sorprendentes tapas de motor laterales que van más allá de los escapes y envuelven las suspensiones en formas onduladas. "¿Que el coche no es bello? Los coches son bellos cuando ganan", sintetizó Flavio Briatore.

"Tengo más ganas que nunca. El año pasado decía claro que no iba a ser un buen año, pero ahora es diferente", aclara Alonso, más delgado, tres kilos --de 70 a 67-- tras kilómetros y kilómetros de entrenamiento en bicicleta junto a Samuel Sánchez por las carreteras asturianas. "He cambiado la preparación. He reducido masa muscular donde no la necesitaba. Cualquier gramo que le regales a los ingenieros es bien recibido", desveló.

MAS PESO, MENOS KILOS La culpa la tiene el KERS, el sistema de recuperación de energía cinética, un artilugio capaz de convertir en potencia parte de la energía que se pierde en la frenada. No solo ha obligado a colocar tres nuevos botones en el volante o que los pilotos ensayen un protocolo de seguridad en caso de recibir una descarga eléctrica. Lo peor es que pesa 40 kilos, lo que ha eliminado la posibilidad de que los equipos jueguen con la posición del lastre para mejorar el equilibrio. El coche, piloto incluído, no debe superar los 605 kilos. Cuanto menos pese el piloto, más posibilidades para poder jugar con el lastre.

El R29 se presentó con el KERS instalado, aunque se desconectó para no liar a los ingenieros en el primer día de pruebas a cargo de Nelsinho Piquet.

"Es el mayor contrasentido del 2009. Resulta que se toma un paquete de medias para reducir costes y los equipos deben invertir un montón de dinero en un sistema que, en el 2010, será estandar, igual para todos", aseguró Alonso. Briatore piensa lo mismo y le echa la culpa a BMW de que los constructores no hayan dado marcha atrás en la costosísima investigación de este nuevo invento. Va en contra de su visión de la F-1.

"No se puede derrochar tanto. Hay que moralizar la F-1, el fútbol y otros muchos deportes. No se puede cobrar una entrada de 300 euros para ir a un GP y que el piloto gane millones, o que se necesiten 1.000 personas para hacer correr un coche".

Renault, bicampeonato en el 2005 y 2006, se ve luchando por ganar el campeonato 2009. Fernando Alonso tiene motivos para ser optimista por varias razones. En primer lugar, "el año pasado acabamos bien, fui el piloto que sumó más puntos en las últimas ocho carreras. Estábamos muy cerca de Ferrari y McLaren".

Nada que ver con el 2007 de Renault. El segundo apoyo para su optimismo es que "hemos sido el único equipo al que se le ha permitido mejorar el motor y ganar algo de potencia".