Si la lluvia no las dulcifica o los coches de seguridad las enloquecen, las carreras en Hungaroring son cerradas, la parrilla decide casi con obstinación el resultado. Lewis Hamilton aprovechó su pole regalada la noche anterior para anotarse el triunfo por delante de Kimi Raikkonen, al que supo contener cuando el finlandés le achuchó en el tramo final. Nick Heidfeld completó un podio al que Fernando Alonso pudo haber llegado con una pizca de suerte. Pero Ralf Schumacher amputó la progresión del asturiano durante demasiadas vueltas. Para cuando se lo quitó de encima, Heidfeld ya estaba lejos. Eso sí, recuperó dos posiciones y atrapó una cuarta plaza "que me deja buen sabor de boca después de todas las dificultades", aseguró.

Dicen que Hungaroring únicamente deja de ser un tormento si ganas, así que solo Hamilton disfrutó. Arrancó bien y administró la carrera de forma inteligente, sin aparentes dificultades más allá de sus planos y a pesar de la presión a la que le sometió Raikkonen. El finlandés superó a Heidfeld en la salida y no dio respiro a Hamilton en toda la carrera. Solo en algunas vueltas se fue a cuatro segundos. El resto se mantuvo a poco más de uno, y en ocasiones a menos, colgado del alerón trasero de McLaren, calcando la estrategia, buscando un error de Hamilton que nunca llegó. "Verle tan cerca durante tanto tiempo me puso un poco nervioso. Tenía dificultad con la dirección, pero el equipo me tranquilizó", desveló.

MALA SALIDA Por detrás, Alonso se afanó en una remontada que se antojaba imposible en un circuito angosto, sin rectas, el peor para su empeño. "No salí bien", reconoció el asturiano que perdió su sexto puesto arrinconado por Robert Kubica al interior de la primera curva. En la última curva del primer giro perdió la carga aerodinámica por pegarse a Ralf Schumacher buscando adelantarle y apenas pudo mantener el McLaren en pista. Mark Webber le superó y a punto estuvo de hacerlo también Heikki Kovalainen.

Alonso se rehizo pronto. Adelantó a Webber en la segunda vuelta y, un giro más tarde, a Kubica. Había recuperado el sexto lugar y se fue a por Ralf Schumacher. Tarea inútil. "Esta carrera me ha servido para recordar lo difícil que es salir en mitad del grupo a pesar de tener un coche para ganar", reflexionó.

Solo se libró de Ralf Schumacher en la segunda parada y no fue fácil porque el alemán le imitó la estrategia. Paró por primera vez en la misma vuelta que el asturiano, y en la segunda, solo dos giros antes. Pero Alonso voló en esas dos vueltas y regresó por delante. Ya era quinto y ascendió al cuarto cuando Nico Rosberg efectuó su tercera parada. Heidfeld también había elegido una estrategia como la de Rosberg, pero cuando se detuvo en la tercera ocasión, Alonso no llegó a rebasarle por solo cuatro segundos, mucho menos tiempo del que perdió durante 46 de las 70 vueltas tras el Toyota de Ralf. Alonso se pegó al coche de Heidfeld en las últimas vueltas pero no sacó más que un casco negro de pedradas y carbonilla.