Seguro que no ha sido muy agradable para Fernando Alonso regresar al lugar del crimen. Del crimen que protagonizaron sus genios del muro en el último Gran Premio de Abu Dabi, donde el bicampeón español perdió la posibilidad de sumar su tercer título por la desastrosa dirección de Ferrari desde el muro cuando perdieron la cabeza al marcar a Mark Webber, olvidándose de que el título estaba en sus manos de haber pensado, únicamente, en lograr una plaza del podio.

Alonso regresó ayer al lujoso trazado para probar, por primera y última vez hasta primeros de febrero, cuando podrán volverse a reanudar los entrenamientos, las nuevas ruedas que prepara la firma italiana Pirelli, que, el próximo año, sustituirá a los japoneses de Bridgestone como suministrador único de la parrilla del gran circo.

Alonso, que consideró, tras ser el mejor en esos entrenamientos, que "el cambio de ruedas, de gomas, no va a suponer un drama para la próxima temporada", está convencido de que "solo ha sido una toma de contacto, positiva, sí, pero simplemente eso, ya que habrá que ver cómo se comportan esas mismas ruedas con el nuevo monoplaza que están preparando en Maranello".

Alonso, que totalizó 105 vueltas (dos grandes premios, el doble de lo que hizo Sebastian Vettel), paró el crono en 1.40.529 minutos, mejor que el 1.40.825 que hizo el flamante nuevo campeón.