Es tradición. Una tradición casi navideña. Los años de crisis la han convertido en algo más familiar pero, aún así, hay decenas de periodistas de todo el mundo que acuden a la llamada anual de la multinacional Marlboro, todavía uno de los patrocinadores que más dinero se gasta en el patrocinio de dos de los mejores equipos del mundo, tanto motociclísticos (Ducati MotoGP) como automovilísticos (Ferrari F-1), pese a que, desde hace varios años, no puede mostrar en sus mecánicas ni pilotos su logo y ni siquiera su nombre. La cita es en la multimillonaria y aristócrata estación invernal de Madonna di Campiglio la semana después de Reyes. No es de extrañar, se trata de los auténticos magos de la velocidad.

La novedad de este año, la auténtica bomba informativa, era ver de rojo a Fernando Alonso, ya que en su primera aparición como ferrarista , el pasado 15 de noviembre, en Cheste (Valencia), escenario de las finales de las copas Ferrari, no pudo lucir prenda alguna vinculada a su nuevo y flamante equipo pues aún era piloto Renault F-1.

DOBLE ROJO Y, en efecto, el bicampeón del mundo descendió de los cielos, en un helicóptero, para depositarse sobre la nieve de Madonna y lucir, de momento, la chaqueta del chandal de la scuderia , doblemente roja, por Ferrari, por la marca italiana, y por el Banco de Santander, el patrocinador que ha conseguido que el piloto asturiano cumpla el sueño de su vida, bueno, el sueño de la vida de cualquier piloto de F-1: fichar por la escudería de Maranello, la única que ha estado presente en todos los mundiales que se han disputado, desde que el gran circo se puso en marcha en 1950, cuando el italiano Giuseppe Farina se proclamó campeón del mundo con un Alfa Romeo.

Alonso, que al igual que su nuevo compañero de equipo, el brasileño Felipe Massa, se tocaba la cabeza con una gorra patrocinada por Mubadala, la compañía que sirve de instrumento inversor al Gobierno de Abu Dabi, no hizo declaraciones en su presentación pues la cita, conocida tradicionalmente por Vrooom , está estructurada de forma y manera que tanto los pilotos de Ferrari (Alonso y Massa) como los de Ducati (el australiano Casey Stoner y el norteamericano Nicky Hayden) van haciendo su aparición ante los medios durante toda la semana, al igual que los máximos responsables de Ferrari y Ducati, especialmente el italiano Stefano Domenicali, máximo jefe de la estructura de F-1 en la fábrica de Maranello. Es evidente que, en ese sentido, la 20 cita anual ferrarista tiene como objetivo presentar a la nueva pareja roja que, entre bromas, ya han mostrado su pique en más de una ocasión. Massa criticó el comportamiento de Alonso nada más saber que el bicampeón asturiano era su nuevo compañero de equipo.

No lo contará, claro, pero Alonso ha estado entrenándose muy duro sobre la nieve para intentar derrotar a Massa en la carrera, medio en broma medio en serio, que ambos protagonizarán un día de estos en Madonna. Será un eslalom apasionante y el asturiano quiere ganarlo. Es más, Alonso ha estado entrenándose en la estación invernal de Gstaad, una de las más próxima a su residencia suiza.

Massa tendrá, en ese sentido, por fin un rival de consideración sobre la nieve, ya que hasta el momento el finlandés Raikkonen hacía la guerra por su cuenta practicando snowboard.