Gustavo Aranzana es el nuevo hombre del banquillo del Cáceres 2016. Se anunció a la 1.30 de la madrugada del domingo al lunes, seis horas después de que se oficializase la salida de su antecesor, Manuel Hurtado, y doce antes de que fuese presentado. Por la tarde ya dirigió el entrenamiento. El técnico vallisoletano, de 51 años, lanzó un mensaje de profunda ambición en su comparecencia ante los medios: "lo que quiero es devolver a Cáceres a la ACB, hacer un proyecto fuerte", aunque matizó que "no a corto plazo".

Es una declaración de calado. Las siglas "ACB" eran hasta ahora un auténtico tabú entre los objetivos del club, conscientes los directivos de la enorme dificultad económica que supondría asumir los requisitos de la primera liga española. Pero Aranzana llega dispuesto a sembrar ilusión al precio que sea después de más de un año sin sentarse en un banquillo de club.

Un dato que avala el repentino enamoramiento entre ambas partes es que su contrato es por lo que queda de temporada y la siguiente, aunque según ha podido saber este diario, el Cáceres 2016 tiene la posibilidad de rescindirlo cuando acabe ésta.

HALAGOS MUTUOS "Lo primero que quiero hacer es agradecer a los que han confiado en mí para afrontar una etapa que espero que sea fructífera para ambas partes y que se cumplan las metas que nos hemos puesto", empezó diciendo el técnico, que halagó la tradición de Cáceres como "ciudad con mucho poso de baloncesto" y a su afición "que se ha manejado durante mucho tiempo en ACB". Las rosas lanzadas, desde luego, fueron mutuas. Su nuevo presidente, José Manuel Sánchez, le había definido como "un técnico de primera categoría" y "la persona ideal para estar en nuestro proyecto".

Aranzana continuó con que el acuerdo había sido "rápido" y reconoció que tenía "muchas ganas de entrenar". Pidió "respeto de todos" para el equipo, cuya calidad elogió. Aseguró que no ha pedido ningún refuerzo "de momento" y esperó "no defraudar a nadie" en su nueva aventura profesional. "El equipo es el que hay y tienen que dar todos un paso adelante. Los conozco bien a todos. A algunos los he entrenado y a otros los he padecido teniéndolos en el equipo contrario", apuntó. Confesó que no había visto ningún partido del Cáceres 2016 esta temporada, pero dijo que iba a analizarlos todos esta semana.

"Cuando llegas nuevo a un equipo, tienes que ver cómo está el trabajo y sacar el máximo rendimiento a la plantilla. Esto solo se consigue con trabajo, respeto absoluto y disciplina. No hay nadie que logre el éxito sin corazón ni carácter. Esto es un juego y se puede ganar o se puede perder, pero debemos dar el máximo porque representamos a una ciudad", reflexionó.

Tendrá muy poco tiempo para preparar el partido de mañana ante el Ciudad de La Laguna en el Pabellón Multiusos: "Ya tenemos mucha información sobre el rival, que es uno de los mejores de la categoría, pero ahora lo que más me preocupa es mi equipo, trabajar el aspecto mental sobre todo, porque en dos entrenamientos y medio no se puede cambiar gran cosa. Lo que hay que cambiar son las caras, las dinámicas".