Conocí a mi amigo Siso, un cacereño DTV, que dirían al alimón Saponi y De la Torre, hace casi siete años, en Palma de Mallorca, en un partido de play off de ascenso a Segunda. Eran otros tiempos: el Cacereño de Marcos, Yeli, Ahumada, Bidaurrázaga, Palomino o Edu, por mezclar a arquitectos, artistas y obreros, luchaba por subir. Allí estaba mi amigo, en el viejo Luis Sitjar. Siso estaba feliz, pese a que aquel Mallorca B de la increíble tripleta de ataque Josemi-Tristán-Luque ganó a ´su´ Cacereño por 2-0. Mi amigo ya no es el que era. El otro día me lo encontré en Cánovas, con su bici. Siso está apenado, a la vez que cabreado. "Tú sabes lo que es el Cacereño para mí; he estado 29 años sin perderme un partido, pero este año no puedo más...", decía. Mi amigo ya no va al Príncipe Felipe. Sufre Siso con su club del corazón y no dudo que también lo haga Juan Ojalvo, como afirma. No me extraña: el Cacereño es octavo en la Tercera de ahora y hasta el mismísimo Marrero, integrante de aquel equipo de Palma, es cuarto como técnico del Imperio, por no nombrar a Tristán o Luque. Qué le vamos a hacer. Paciencia, amigo, paciencia.

*Periodista.