Fue como una declaración de amor eterno: "Llegar a Ferrari es lo máximo en Fórmula 1. Después no puedes aspirar a más. Por eso este será mi último equipo". Fernando Alonso, en un muy correcto italiano y ante cientos de periodistas de decenas de países, quiso demostrar en su primera comparecencia vestido de rojo, en la estación invernal de Madonna di Campiglio, que está plenamente identificado con la que ya es su nueva casa. ¿Era tal vez una reacción a la vuelta de Michael Schumacher a los circuitos con un Mercedes, después de haber ganado cinco mundiales con Ferrari, en lo que algunos tifossi consideran una traición del alemán? No parece que Alonso quiera entrar en controversias, pero esa declaración del español define hasta qué punto asume su responsabilidad al frente del coche del cavallino rampante .

Alonso afirmó estar muy cómodo. En las últimas semanas, dijo, había podido comprobar "el ambiente familiar que hay en la fábrica y la pasión que todo el mundo pone en su trabajo". También resaltó la enorme fluidez que, a diferencia de otras experiencias anteriores, existe en la comunicación entre los pilotos, los ingenieros y los mecánicos de la scuderia .

¿Se considera el número uno de Ferrari?, fue la pregunta que se le hizo ayer por activa y por pasiva, en relación a su coincidencia en el equipo con otro toro bravo de la parrilla, el brasileño Felipe Massa.

FORMAR UN EQUIPO "No he pedido ser el nº 1, como no lo hecho en ningún otro equipo. Somos un grupo. Yo trabajo al 110% para empujar y estimular a ese grupo y espero que los demás también me empujen a mí", dijo Alonso, que inmediatamente dejó claras sus aspiraciones como bicampeón del mundo que es: "Tampoco he venido a ser el número dos".

Para Alonso, el trato con Massa es excelente. "Los dos podemos formar una pareja muy fuerte e incidentes anteriores forman parte del pasado". Y bromeó acerca de las posibilidades que España tiene este año de eliminar a Brasil en el Mundial de fútbol. Puesto a evitar las discusiones, tampoco entró al trapo de Lewis Hamilton, quien hace unos días afirmó que Alonso también declaró que, como ahora con Ferrari, soñaba con llegar a McLaren cuando fichó por la escudería inglesa. "Perdería el tiempo si respondiera a esas cosas --dijo el asturiano--. Cuando llegué a Mclaren o a Renault también estaba muy ilusionado, como es lógico. Pero Ferrari es más que un equipo. Yo, como cualquiera de ustedes, siempre soñé con conducir un Ferrari".

¿Hasta dónde será capaz Alonso de llegar en esta nueva experiencia? Ayer le preguntaron si podría alcanzar la marca de cinco títulos que logró Schumacher con la marca italiana, lo que provocó la sonrisa del piloto. "Eso es muy difícil, si no imposible, dada la igualdad que hay en la F-1". Pero poco antes, a la pregunta de qué le falta en su carrera tras llegar al volante de uno de los monoplazas rojos, no lo dudó: "Ganar más campeonatos".

También habló de las posibilidades del Kaiser , por el que mostró un notable respeto. "Debe de ser muy difícil quedarse en casa después de 20 años al máximo nivel en la F-1 y no sentir la adrenalina que esto produce. Estoy contento de que haya vuelto por el deporte mismo. Para mí es un acicate". Añadió que lo considera un rival fuerte pues "el cuerpo está igual a los 38 años que a los 41".

Alonso cree que tardará tres o cuatro carreras en adaptarse al coche. Las nuevas normas de competición --los coches no podrán cargar gasolina durante la carrera- son otra preocupación. En cuanto a sus rivales, Alonso habló de McLaren, de Red Bull y de Mercedes. Al final, como dijo un periodista italiano, puede ser un duelo étnico: latinos (Ferrari), contra británicos (McLaren) y alemanes (Mercedes). Alonso dijo que ese juego de parejas son "casualidades", pero celebró que este año recibirá todas las órdenes e información "en italiano".