El equipo español de sincronizada aterrizó ayer en el aeropuerto de Barcelona cargado de plata. La incertidumbre del primer año sin Gemma Mengual dio paso a la lluvia de medallas para un grupo que capitaneó con gran éxito Andrea Fuentes, ganadora de cuatro platas, en solo, dúo, combo y equipos. "Lo celebramos ayer por la noche, pero cómo es un secreto", explica.

--Los Europeos de Budapest eran la primera gran cita sin Gemma Mengual. ¿Lo afrontaban con dudas?

--Dudas siempre hay, pero no por desconfianza, sino por humildad. No sabíamos en qué punto estábamos, si muy lejos de Rusia, si nos cogerían Ucrania e Italia... Hemos trabajado muchísimo para que no se notara el vacío de Gemma, que vino a vernos con el mini-Mengual en la barriga, y gracias a la superentrenadora Anna Tarrés hemos conseguido seguir arriba.

--Mengual no solo lideraba el grupo, sino que daba la sensación de arropar a las más jóvenes. ¿Le ha tocado llevar sus galones?

--Al empezar el año tuve que asumir, junto a Thais Enríquez, la otra veterana , un papel de mayor. Juntas intentamos transmitirles los conocimientos, pero son unas cracks y acabas aprendiendo tú de ellas. Ellas me han entregado su alma y yo les he entregado lo que he podido, así que ni galones ni nada.

--Con pocas licencias en España, logran ustedes unos resultados increíbles. ¿Cuál es el secreto?

--Eso hay que preguntárselo a la jefa por Tarrés. Horas y horas y horas. Tratamos de suplir esa inferioridad en número con horas de trabajo.

--¿Cómo empezó en este deporte?

--Un día vinieron a captar a niñas al colegio. Nos pusieron un vídeo y yo, que tenía nueve años, me apunté. Nunca lo había visto y me encantó. Le vi un sentido especial.

--Y cuando vio la dedicación que exigía, ¿no se lo pensó dos veces?

--Siempre tienes dudas sobre si es el camino correcto para ser feliz y aportar algo al mundo, que es para lo que estás aquí. Mi misión es aportar algo de arte y de emoción. Si un día no lo consigo, lo dejaré. Es verdad que a veces, cuando estás muy agotada a nivel personal, te preguntas: "¿Qué cojones hago aquí?". Pero no va a ser todo un camino de rosas. Luchar tiene su parte bonita. Me aporta más de lo que me pierdo. Este es mi camino y no vale arrepentirse.

--¿Le dio Mengual algún consejo antes de las finales?

--Ella siempre me dice que disfrute. Cuando disfrutas tú, disfruta el público. Esa es la única clave. El trabajo ya lo has hecho cada día durante todo el año; una vez ahí solo te queda dar el callo y punto.

--Mengual es ya un icono más allá del deporte. ¿Se imagina en portadas de revistas y haciendo publicidad?

--No me veo tanto en ese rollo, pero tampoco diré que no si surgen ofertas. Depende de para qué, claro. Y si son para el equipo estaré encantada de que esté más repartido.

--Nadó el dúo con Ona Carbonell. ¿Se ha sentido cómoda con ella?

--Muy bien lo susurra pícaramente, ya que la tiene al lado, escuchándola, y las dos echan reír. Es que somos el hambre y las ganas de comer. Somos hipertrabajadoras y estamos tan motivadas que a veces damos rabia de lo frikis que somos. Nos llevamos muy bien fuera del agua y estamos encantadas de que nuestros caminos se hayan unido.

--Usted debutó en el dúo con Mengual en sustitución de Paola Tirados. Ahora a Carbonell le ha tocado ponerse en la piel de Gemma. ¿Le recuerda a usted?

--Claro. Intento ponerme en su lugar porque sé lo difícil que es llegar de nuevas, así que intento hacerle el camino fácil. Es duro tener esa responsabilidad, pero ella es muy joven y tiene mucho futuro. Yo le intentaré enseñar lo máximo hasta que me vaya.

--¿Sigue convencida, como dijo tras la final del solo, de que algún día batirá a las rusas?

--Algún día, sí. No sé si será como nadadora, como entrenadora o si lo veré desde la tumba, pero algún día España ganará a Rusia.

--¿Cómo son las rusas?

--El carácter ruso es bastante frío de entrada, pero luego las conoces y son bastante humanas. Me caen muy bien.