Nadie, absolutamente nadie, hubiera pensado en aquella Dauphiné de 2014, que un jovencito de casi 25 años podría arrebatarle aquel delfinato al príncipe del ciclismo que era en aquel momento Alberto Contador. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula al final de una carrera que empezó bien para una promesa estadounidense: Andrew Talansky. En la crono de Lyon consiguió el cuarto puesto a 11 segundos de un imparable Froome. La carrera se desarrolló con una terrible lucha entre Contador y Froome con una segunda fila de rivales que ahora están despuntando en las tres semanas como Kelderman o Bardet, pero tuvo en Talansky a la revolución de la temporada. En la última etapa con llegada en Courchevel el estadounidense atacó la general y consiguió zafarse de los mejores para entrar cuarto de la etapa, metiéndole 1 minuto 6 segundos a Alberto Contador, su rival directo. Aquel día, Andy entró en la historia del ciclismo como la gran promesa americana de esta época.

"TIENES UN TOUR EN LAS PIERNAS"

Y nadie, absolutamente nadie, se hubiese imaginado que Andy diría adiós al ciclismo a sus 28 años y al menos con 4 años al más alto nivel por delante. El año pasado, sin ir más lejos, consiguió terminar 5º de La Vuelta, en un amago de un retorno a aquellos momentos en los que la prensa americana le encumbraba como el próximo gran ciclista americano. Debe ser duro lidiar con eso cuando uno no tiene la mente más fuerte. Andrew es un chico especial, sus compañeros de equipo lo saben. Es sensible y exigente, quizás demasiado exigente consigo mismo, exigente hasta un punto de pedir perdón al invitado del equipo en el coche si, tras seguir al Capitán América- por su buzo de crono- en una contrarreloj se tiene que marchar a casa más por su mentalidad que por su físico. Un perdón a todos ojos sincero y una conversación que se quedará en la memoria de ambos:

- "Andy, tienes un Tour en las piernas y lo sabes, lo que te lo impide es la cabeza"

- "Lo sé, esta temporada ha ido regular desde Dauphiné, pero la próxima será mejor, mucho mejor, ya lo verás" asentía un Talansky que se quitaba peso mirando al futuro mientras se despedia en los aledaños del hotel antes de marcharse a Girona con uno de los coches del equipo.

UN EMOTIVO ADIÓS

Talansky anunció el pasado martes que dejaba el deporte que ama y lo hizo a través de Instagram con una foto de sus comienzos en el Garmin y un emocionante texto : "Después de darle muchas vueltas, es hora de echar el telón a mi carrera como ciclista profesional. Ha sido un viaje increíble. Echaré de menos a mis compañeros y la camaradería encima y fuera de la bici, pero sobre todo echaré de menos a los aficionados. Pocos deportes tiene a sus aficionados tan cerca de la acción, eso es una de las partes que hacen que el ciclismo sea tan especial. Su apoyo y ánimos en días buenos y malos ha significado mucho más de lo que las palabras me permiten expresar. he vivido un sueño y tengo que agradecérselo a Slipstream Sports y a vosotros los aficionados. Este es el final de la carretera para mi carrera ciclista, pero es un nuevo comienzo para seguir mi pasión y estoy deseando compartir más sobre ello pronto. Hasta entonces, de mi parte y de mi familia, gracias por siete magníficos años".

PARTE DE LA LARGA LISTA DE ETERNAS PROMESAS ESTADOUNIDENSES

Por desgracia, la vida no sonríe a todo el mundo de la misma manera y el estadounidense pasó a ser otra de las perlas americanas que nunca han brillado como se esperaba. Pasó a engrosar la lista de los Van Garderen, Dombrowsky o Phinney de turno, llamados a dar relevo a la generación Armstrong, pero incapaces de rematar la faena, aun teniendo una calidad impresionante. Bien es cierto que las lesiones han sido un denominador común en casi todos ellos y que el ciclista americano es de una pasta especial.

Salen de las profundidades de una tierra en la que ser ciclista es ser alguien raro, ya lo contaba Levi Leipheimer, y cuando llegan a Europa son una mezcla entre mochileros enamorados del viejo continente y ciclistas profesionales que deben adaptarse a un estilo de carreras que nada tiene que ver con el americano. Esa quizás motivación distraida y el encanto de viajar por Europa los convierte en chicos ciertamente "mimados", con dinero y con muchas ganas de disfrutar y a veces, les aleja del foco de la más pura competición. Si a eso se le añaden lesiones o una racha de malos resultados, el ciclista mochilero americano, por definición entrará en una espiral de la que dificilmente podrá salir.