Se acerca el fin de año --también el deportivo-- y, al menos en fútbol, lo sucedido en el fin de semana ha sido fiel reflejo de lo acontecido a lo largo de doce meses. No se puede esconder la realidad: no existe perspectiva alguna de que alguno de nuestros equipos consiga, al menos, crear la ilusión de pelear por el ascenso a Segunda. Más bien se constata que va a haber sufrimiento hasta el final. El sábado y el domingo han sido de órdago: cero puntos para los nuestros. Especialmente peligrosa está siendo la dinámica en la que ha entrado el Cerro, pero no ya en lo estrictamente futbolístico: los jugadores están nerviosos porque nadie les informa de la situación. Les deben dinero y, tras la marcha de Antonio Olivera, ´Cachola´, ni siquiera se conocen a los nuevos ´dueños´. La situación está siendo ya casi crítica. En el Cacereño, que ayer perdió por primera vez con José Luis Montes en el banquillo, solamente el empeño personal de Antonio Martínez Doblas hace que el proyecto tenga algo de luz, pero el empresario no puede asumirlo todo.