Dicen los árbitros que lo mejor que les puede pasar es que no se hable de ellos. Pasar desapercibidos. No siempre lo consiguen, unas veces por lo que sucede en el rectángulo de juego; otras, como en el caso del extremeño Jesús Gil Manzano (Don Benito, 4 de febrero de 1984), por lo que ‘ocurre’ fuera. Y en su caso es para bien. El dombenitense ha ascendido este año -hace apenas un mes, a finales de mayo- a la categoría Élite del arbitraje. Eso significa que podrá pitar Mundiales y Eurocopas (la del 2020 está a la vuelta de la esquina). Ahora, con la temporada ya concluida, acaba de ser premiado con el Trofeo Vicente Acevedo que reconoce a los mejores árbitros de Primera y Segunda División. En la máxima categoría, el extremeño comparte el galardón con el andaluz Diego Barbero Sevilla.

El Vicente Acevedo es un galardón que entrega todos los años desde el 2008 la Federación Española de Fútbol bajo los criterios de selección del Comité Técnico de Arbitros y que han recibido, entre otros, Mejuto González, Undiano Mallenco, Velasco Carvallo o Clos Gómez.

Es el año de Gil Manzano. No por los premios o los reconocimientos (en Twitter, en una encuesta con más de 5.000 usuarios, también ha sido el más valorado, con 8,29 sobre 10, muy por encima de Mateu Lahoz, que está en el Mundial de Rusia). Desde que llegó a la élite en el verano del 2012, su progresión ha meteórica. En enero del 2014 lo designaron árbitro Fifa y en mayo de ese año dirigió su primer partido internacional entre las selecciones sub-19 de Ucrania y Escocia. En el 2016 subió un peldaño más en el escalafón internacional y a la Eurocopa de ese año en Francia acudió como árbitro asistente adicional. Se estrenó también en Champinos. El último salto lo dio el pasado mes de mayo para situarse en la élite del arbitraje europeo. Antes, en abril, pitó su primera final de la Copa del Rey (Barcelona-Sevilla). Gil Manzano sigue mirando hacia delante. La Eurocopa 2020 aparece en su horizonte. Y al fondo, el Mundial de Qatar 2022.