Hace tres meses, cuando le preguntaron a Lance Armstrong la edad que tenía (31 años), su rostro reflejó cierta preocupación. "Qué edad tenía Induráin en 1996?", cuestionó enseguida el tejano. A Armstrong se le advirtió que Induráin comenzó aquella edición del Tour con 31 años, aunque celebró su aniversario durante la disputa de la carrera.

"Yo los cumplo en septiembre", se defendió. En 1996, el corredor navarro, por aquel entonces pentacampeón de la ronda galacesa, partía como único favorito y se apuntaba el récord de las seis victorias consecutivas como un registro que estaba a su alcance. El español se hundió en los Alpes. El sábado empieza el Tour en París y Armstrong es el único favorito.

¿Es posible encontrarle algún defecto a Armstrong? "La edad perfecta para un ciclista se sitúa entre los 28 y los 32 años", declaró Jacques Anquetil en 1984. Armstrong no tiene defectos. Nunca falla. Es el mejor, en la montaña y en la contrarreloj, y sabe situarse en el llano y en las llegadas. Por todas estas razones, porque todavía no se le ha visto un día de crisis, porque su equipo es un colectivo fuera de serie, el récord de las cinco victorias consecutivas de Miguel Induráin puede ser igualado por el estadounidense. Y sólo cabe apuntarse a la historia, en el Tour más importante de estos últimos años, el del centenario, para encontrarle a Armstrong cierta penuria. Induráin se hundió en Les Arcs cuando nadie lo esperaba. El navarro sucumbió en Hautacam y empezó la cuenta atrás de su retirada. Y era, como hoy Armstrong, un ser incuestionable sobre una bicicleta.

Sólo el Tour, su montaña, su magia, sus entrañas traicioneras, quién sabe si el calor o incluso un frío sorpresivo, pueden tumbar a Armstrong. La carrera es su enemiga, por encima del recuperado Jan Ullrich, del guerrillero Gilberto Simoni, del regular e incombustible Joseba Beloki, del enigmático Aitor González y del inesperado Santiago Botero. Sólo el Tour, sin avisar, en un segundo de crisis, puede enterrar al tejano, al dominador, al llamado Lance, el Terrible, al ciclista que ha borrado de la faz de la ronda gala a todos sus enemigos los últimos años.

Ha ganado cuatro Tour de forma consecutiva y sin que se le pueda cuestionar ni una de sus victorias en los Campos Elíseos de París. Ullrich sólo le ha molestado y los españoles, el bloque más compacto y peligroso, en conjunto, solamente se han atrevido a marearlo, que ya significa mucho.

Armstrong ha actuado bajo su guión, a veces con cierta tiranía, en ocasiones, incluso, con ciertos dotes de actor, como sucedió en la etapa que concluía en Alpe d´Huez en la edición del 2001, cuando hizo creer a medio pelotón y a los telespectadores que había entrado en crisis. Luego demarró en la primera curva de la cumbre alpina, nadie pudo seguirle y dejó la prueba vista para sentencia casi definitivamente.

Armstrong ha seguido este año la misma fórmula preparatoria que en sus cuatro victorias anteriores, aunque ha reducido, como la mayoría, los días de competición. Y eso que la ronda francesa del centenario tampoco es que sea mucho más dura que las ediciones anteriores.

Su última puesta en escena se produjo en el Dauphiné Libéré, la prestigiosa prueba francesa de una semana, considerada como un mini-Tour. Ganó.

Pero, en cualquier caso, sudó más de la cuenta, sobre todo por la resistencia que le puso el ciclista vasco Iban Mayo, quien este año pretende ser la gran revelación camino de la meta de París. Incluso, aspira a superar al superhombre ."Armstrong quiso, pero no pudo seguir a Iban en el Galibier. Lo intentó y desistió", asegura Julián Gorospe, técnico del Euskaltel, el conjunto de Mayo. Posiblemente el exciclista vizcaíno sea parte interesada y apueste por reforzar la calidad de su pupilo en estos momentos. Pero otros observadores, que también asistieron a la etapa reina del Dauphiné en el Galibier, aseguran que el ritmo de escalada de Iban Mayo se hizo demasiado duro para Armstrong. Y éste tuvo que levantar el pie para capturar al corredor del Euskaltel en el descenso de la cumbre. ¿Una muestra de flaqueza? Puede que desde el próximo sábado encontremos una respuesta concreta a la pregunta que muchos se han hecho.SITUACION DISTINTAEn otras ocasiones, en la misma carrera, o en pruebas similares, como la Vuelta a Suiza, había corrido a su antojo y jamás había permitido una fuga molesta, y mucho menos la del segundo clasificado de la general, a poco más de un minuto de desventaja.Armstrong, pese a todo, es incuestionable en estos momentos, en los días previos a la gran prueba francesa. Si cabe ha reforzado mucho más su conjunto, El US Postal, repleto de españoles. A los fichajes de Rubiera y Heras, sin lugar a dudas el mejor escalador español y a quien estos días se ha visto en tierras extremeñas preparándose para su papel de gregario de lujo, se ha unido el de Manolo Beltrán. La fiesta empieza el sábado en París. Ahí se verá si el gran campeón es cuestionado o si la ronda gala dicta sentencia en su contra, algo que la mayoría duda.