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3Goles: 1-0, m. 18: Gandsir. 1-1, m. 32: Diego Costa. 1-2, m. 46+: Giménez.

3Árbitro: William Collum (Escocia). Amonestó a los locales Falcao, Sidibé y Adama Traoré y al visitante Giménez.

3Estadio: Louis II.

3Espectadores: 14.000.

3Mónaco: Benaglio; Sidibé, Glik, Jemerson, Henrichs; Grandsir (Sylla, m. 77), Tielemans, N’Doram, Aholou (Adama Traoré, m. 69), Chadli (Mboula, m. 58); y Falcao.

3Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Lucas; Correa (Lemar, m. 70), Rodri, Saúl, Koke; Griezmann y Diego Costa.

El Atlético de Madrid resurgió en Mónaco con un estreno ganador en la Liga de Campeones 2018-19, en el que remontó un gol en el primer tiempo con pegada y determinación por medio de Diego Costa y José Giménez, los dos goleadores de una reacción promovida por Antoine Griezmann y Koke Resurrección.

El Atlético demostró carácter y sobre todo pegada; dos cualidades transcendentes en todo su recorrido de éxitos de los últimos seis años y dos bases sobre las que construir su reacción en este inicio de temporada. De momento se reencontró con la victoria, mientras ajusta su funcionamiento colectivo y potencia sus individualidades, además con la capacidad para levantar un gol en su contra.

El 1-0 fue un despropósito propio. De Saúl, sobre todo, cuando amortiguó con el pecho una pelota sencilla al borde del área, sin atender a que detrás esperaba Falcao para arrebatársela con facilidad, pero también de Correa, que intentó controlar de espaldas, hacia su portería. El rechace fue a Gandsir, que culminó el gol.

El Atlético se rebeló contra ese error. En cuanto encontró la verticalidad, derribó a su oponente con dos golpes en el cuarto de hora final del primer tiempo, desde el 1-1 de Costa al 1-2 de Giménez. En los dos participó Koke. En el 1-1, en el minuto 32, cuando transformó una transición en un contragolpe letal. Dos pases al primer toque, el primero suyo, el segundo de Griezmann, ya al desmarque al espacio y a la carrera de Diego Costa, desbordaron al Mónaco. El internacional lo culminó ante Benaglio (1-1).

Y en el 1-2, como asistente desde la esquina. Koke puso la pelota en el punto de penalti para la irrupción y el testarazo de Giménez, potente en un remate inalcanzable para Benaglio segundos antes del intermedio.

Repuesto del daño, por delante en el marcador, controlador sobre el césped, el Atlético rearmó su partido para el segundo tiempo. No asumió riesgos.

Si durante todo el primer cuarto de hora de la reanudación le negó al Mónaco una reacción que sólo habría sido posible con la propia permisividad del equipo madrileño, un rato después le dio el margen suficiente para intentarlo. Sin éxito, sí, sin ocasiones, también, pero en una zona de riesgo, que penaliza cada despiste. No tuvo ya ninguno el Atlético, que reafirmó que su partido ya estaba hecho. Mientras el reloj contaba a su favor, prefirió el control al ataque.