Descolgado de la cabeza de la Liga y fuera de la final de la Copa del Rey, el Atlético vuelve a mirar a la Champions como la gran opción para completar otra temporada sobresaliente. Una calificación que el equipo rojiblanco solo obtendrá si alcanza como mínimo las semifinales. Llegar a otra final, la tercera en cuatro temporadas, sería una verdadera locura pero nadie a estar alturas quiere hablar de esa posibilidad, aunque Simeone no oculta su esperanza.

«Seguimos en la línea de encontrarnos definitivamente en el juego, tratando de mejorar en la regularidad, tratando de encontrar los caminos que nos hagan sentir mejor en el campo. Seguimos creciendo. Estamos mejor en este 2017 que en el 2016, pero tenemos margen de mejora, mucho. Ojalá lo entendamos de esa manera porque ahí estará el salto de calidad», dijo ayer Simeone antes de dirigir el último entrenamiento de preparación del partido de ida de los octavos de final ante el Bayer Leverkusen en el Bay Arena (20.45 horas, Antena 3), que es lo que toca ahora. Un viejo conocido al que hace dos temporadas ya eliminaron en octavos apurando hasta la tanda de penaltis en el Calderón.

Buen sabor por ese lado y peores recuerdos por lo que toca al mexicano Chicharito Hernández, que vuelve a cruzarse en el camino del Atlético dos años después de haberlo ajusticiado en cuartos cuando vestía la camiseta del Madrid. Ahora se presenta como la gran amenaza del equipo de la aspirina, teniendo en cuenta que ha recuperado el olfato goleador tras el parón invernal y ha anotado dobletes en los dos últimos partidos de la Bundesliga después de haberse tirado dos meses y medio sin marcar.

A él se refirió de forma preferente el entrenador del Atlético al analizar las dificultades en que el Leverkusen intentará meter al cuadro colchonero.