No ha habido un escarnio mayor en el deporte extremeño que la ‘no pista cubierta’ de Cáceres. Había dinero, había proyecto, había ganas, había argumentos, pero esta antiquísima aspiración del atletismo regional se quedó, un mal día, inopinadamente, en nada.

Hace ya más de 15 años. Estaba todo preparado, todo estaba decidido. La pista iba a estar ubicada por encima del pabellón Multiusos de Cáceres e iba a acabar con los problemas de entrenamientos y competiciones, tan endémico en la comunidad. Hasta se tenían algunas referencias-espejo, creo recordar que se hablaba de la de Valladolid.

Aquello, en fin, insisto que todos lo dábamos por hecho, pero ocurrió que, de buenas a primeras, la vieja promesa, con hasta su viejo presupuesto, se borró de todo y el atletismo extremeño tuvo que hacer de tripas corazón para no darse cabezazos, pues ya pensaba que aquello estaba poco más o menos que hecho. O, cuando menos, en marcha.

En realidad, todos nos frotábamos las manos porque ello iba a significar que habría más posibilidades de crecimiento. Leo este fin de semana a Luis Carretero, entrenador pacense, quejarse amargamente, y con toda la razón, sobre esas dificultades y lo complicado que resulta sacar adelante las carreras de los atletas.

Jugamos, en fin, en diferentes ligas. Es, en realidad, el AVE trasladado al tema deportivo: una promesa no llevada a cabo. Quizá peor, qué quieren que les diga: al menos el AVE está en marcha. La pista cubierta de atletismo, ay, estuvo ahí, tan cerca, tan cerca... y ahora, tan lejos, tan lejos, que no hay atisbo de recuperar aquella vieja aspiración. Lástima. Como en tantas otras cosas, viajamos en el furgón de cola del progreso. Y nunca mejor dicho. En fin, da igual el por qué. El hecho mismo da auténtica grima. El deporte, ese eterno olvidado.