Gimnasio, clases y torneos. La aventura americana del golfista cacereño Jorge Campillo en la Universidad de Indiana cumple ya dos meses, cada vez más adaptado a la disciplina de horarios del campus en el que alterna entrenamientos y estudios, combinados con torneos durante los fines de semana. "Echo de menos sobre todo la comida, que aquí es muy mala", explica el deportista desde Estados Unidos, convertido ya en un hoosier , apelativo con el que se denomina a los universitarios de Indiana.

La preparación específica de Campillo corre a cargo de Mike Myer, su entrenador personal asignado por la universidad, con el que comparte 20 horas semanales de perfeccionamiento con el objetivo de integrarse en el futuro en el circuito de profesionales. El golfista apenas necesita moverse de un campus al más puro estilo americano: extenso, con amplias zonas verdes y un campo de golf "a dos minutos en coche" de su residencia. "Todo es muy plano, lleno de árboles y con mucho orden. Fui a ver un torneo a Chicago y me pareció increíble", recuerda.

Pero las mayores dificultades en la adaptación de Campillo a la vida americana no tienen ahora que ver con los palos sino con el idioma: "El inglés es lo único que me falla, aunque confío en mejorar", reconoce. A pesar de ello, la convivencia con otros jugadores de tenis españoles en el campus le está ayudando a integrarse en un ambiente muy diferente al suyo. La preparación se hace en equipo en el que, además del cacereño Campillo, también hay un golfista mejicano y otro de Cataluña. "Son muy simpáticos y nos llevamos bien", asegura.

Para Jorge Campillo el despertador suena muy temprano. A las seis de la mañana, dos días a la semana, ya está en el gimnasio donde se prepara hasta las siete y media. Luego, desayuno y clases de Dirección y Administración de Empresas hasta las doce y cuarto. Descanso y vuelta a las aulas hasta las cinco de la tarde para cerrar una jornada maratoniana.

Mayor exigencia

A pesar de estar lejos de casa, dice que la experiencia "está mereciendo la pena" aunque haya menos diversión que en España. Las únicas salidas se limitan a disputar torneos en los que Campillo ha logrado ser el número uno de su universidad y haya recibido elogios de sus preparadores. "Podría haber ido mejor. Los partidos se juegan en equipo aunque también se puntúa en individual", afirma exigente el jugador, que reconoce que el nivel es muy alto y mayor que en Europa.

Aunque volverá en diciembreda de vacaciones a Cáceres, el golfista regresará después de Navidad para continuar completando su formación. "Mi mensaje para la afición es que voy a seguir trabajando para mejorar", concluye.