El presidente del CD Badajoz no da crédito a la sanción de la Comisión Antiviolencia de 3.001 euros para un aficionado de su equipo por poner una pancarta y la misma cantidad para el Cacereño por permitir que se pusiera. Julio del Camino no ocultó ayer su "perplejidad porque se pague con un aficionado del Badajoz y con una sanción al Cacereño por la puesta de la pancarta. Me parece una pasada".

Del Camino acepta la decisión de este organismo oficial y cuestionado por si la Comisión Antiviolencia pudo dictaminar esta sentencia en base a su desconocimiento de los hechos, expone que "si no se ha enterado es porque no ha querido porque ha salido publicado en todos los medios con fotografías. Incluso se veía a un señor con una piedra".

El máximo mandatario del club pacense no pudo contemplar bien los incidentes que se produjeron en el estadio Príncipe Felipe, "porque estaba en el palco dialogando con el presidente del Cacereño Félix Campo. Cuando me di cuenta fue al ver bajar a la gente al campo. En ese momento se paró el partido y vimos alguna agresión enfrente pero estábamos muy lejos del lugar de los hechos", indica.

Respecto al joven que ha sido sancionado, el presidente del Badajoz declaró que "alguien siempre tiene que ser el que pague el pato y le ha tocado a un chaval".

"BADAJOZ, SEGURA" De la seguridad en los campos de fútbol, de la que carecía por completo el estadio Príncipe Felipe, Julio del Camino manifestó que "a nosotros nos obligan a tenerla y cuando en un partido ha podido ver peligro, aislamos a los ultras en un sitio, casos por ejemplo de los encuentros ante el Cacereño y el Mérida. Nosotros tenemos nuestra propia seguridad en el campo más el despliegue policial que se concentra los domingos en el estadio Nuevo Vivero".

Lo que nunca imaginó el presidente del Badajoz "es que en Cáceres iba a haber dos o tres policías y prácticamente nada de seguridad. Teniendo en cuenta que hay gente que va al fútbol a todo menos a ver el propio fútbol, hay que tener cada vez más cuidado para que estas cosas no pasen y poner las medidas".

Tras los incidentes, el presidente dialogó con algunos peñistas del Badajoz "que me informaron de la importante peligrosidad que había en el estadio. Lo que más lamentaban es que había niños y gente mayor y las piedras de grandes dimensiones pasaban de un sitio a otro".