Cáceres 2016: Kelvin Peña (21), David Patten (14), Sidao Santana (16), José María Panadero (16) y Alberto Aspe (0) -cinco inicial-, Juan Sanguino (9), Luis Gruber (4), Ricardo Busciglio (6) y Félix Ortiz (4).

Oporto: Figueiredo (3), Marçal (11), Hameed (8), Levett (2), Gentry (14) -cinco inicial-, Fernandes (3), Sing (3), Diamantino (6) y Sobrinho (15).

Arbitros: Redondo y Baena. Sin eliminados.

Marcador por cuartos: 30-23, 43-43 (descanso) 67-59, 90-71.

Incidencias: Torneo Cáceres Patrimonio de la Humanidad. La alcaldesa de Cáceres, Carmen Heras, entregó el trofeo al jugador local José María Panadero. 1.000 espectadores en el Pabellón Multiusos.

Faltaban escasos segundos. Era el último ataque de los portugueses. Estos fallan ante la intimidación del brasileño Sidao Santana, que recoge la pelota, la lanza con una mano hacia El Pollito Peña y éste, sobre la bocina, lanza el balón a tablero para finiquitar de forma espectacular, con un triple a toda cancha, un encuentro impecable en lo personal e ilusionante a nivel colectivo para el Cáceres 2016 ante su inminente estreno en la LEB Plata.

La plantilla que dirige Fede Pozuelo no podía haber elegido mejor escenario para dar un golpe de autoridad y refrendar que, por fin y tras varios años de ausencia, el baloncesto está de regreso. La comunión entre grada y equipo fue total.

Ante un equipo de la máxima categoría de la liga portuguesa, se pudo comprobar que Pozuelo cuenta con un cuarteto temible. Kelvin Peña a la dirección se mostró espectacular y casi inefable en el tiro, José María Panadero fue un escudero perfecto y el alma del equipo; sus números, fantásticos; su garra, envidiable. Sidao Santana fue creciéndose para terminar dominando el rebote e intimidando a los pívots rivales. La actuación de David Patten fue curiosa: tras fallar a media distancia, se dedicó a ejecutar impresionantes mates.

La intensa presión desquiciaba a los de Oporto que, habiendo jugado el día anterior, perdían frescura conforme avanzaban los minutos ante el incómodo tesón de los de Pozuelo, quienes con un dominio casi absoluto del rebote (45 a 32) se permitían varias opciones de tiro en cada ofensiva.

Al final, el rostro de los aficionados era elocuente. A buen seguro que esta semana habrá nuevas adhesiones.