El Barça sufrió en la jornada de ayer una de las crisis más graves que ha vivido en los últimos años. Un auténtico terremoto provocado por la información publicada ayer por EL PERIODICO DE CATALUNYA destapando que el club había contratado una agencia de detectives para investigar a cuatro de los cinco vicepresidentes (Jaume Ferrer, Joan Franquesa, Rafael Yuste y Joan Boix) que podían encabezar una candidatura continuista en las próximas elecciones.

El director general del club, Joan Oliver, asumió toda la responsabilidad de un seguimiento que equiparó a una especie de contraespionaje. El ejecutivo admitió no haber informado previamente ni al presidente, ni a los afectados y justificó el hecho de no haber trasladado el tema a la policía porque no había indicios suficientemente graves.

Oliver confirmó de principio a fin la noticia publicada por el diario de Grupo Zeta, que calificó de "correcta y muy bien explicada", dijo el ejecutivo, pero se esforzó en restar gravedad a su actuación pese a que, cuando se produjo, el pasado mes de abril, generó situaciones internas de enorme tensión.

El alto ejecutivo azulgrana justificó la decisión de no advertir del proceso ni a Laporta ni a los vicepresidentes como un mecanismo de protección "absolutamente normal", y aseguró que no tiene intención de dimitir por este caso concreto.

Pero su futuro en el club no está claro y hay fuertes presiones para forzar su renuncia, que en aquel momento ya se planteó y se descartó para no romper la tranquilidad que vivía el club y no alterar la marcha del equipo camino del triplete. Pero la herida se ha reabierto y algunos consideran que la única salida ante la erosión que ha sufrido la credibilidad y la imagen de la junta es la marcha de Oliver.

JORNADA DE TENSION Lo que tenía que ser una mañana festiva, con la fiesta de conmemoración de la inauguración del Camp Nou y de la estatua de Kubala, se convirtió en una jornada llena de tensión. La información de este diario obligó al club a convocar una precipitada rueda de prensa por parte de Joan Oliver para dar explicaciones sobre este polémico asunto.

El ejecutivo afrontó solo la comparecencia mientras Laporta y el resto de directivos guardaron silencio, en medio, eso sí, de evidentes muestras de preocupación general.

Oliver explicó que el origen de todo este asunto obedece a la inquietud del vicepresidente Joan Franquesa, ante la sospecha de que es objeto de algún tipo de investigación, y que se traduce en la petición de que se active algún mecanismo para verificar esa situación. "La petición del señor Franquesa es razonable y tiene sentido extenderla a los vicepresidentes, Yuste, Boix y Ferrer", relató también, haciendo referencia a los antecedentes de las amenazas al presidente Laporta y a su familia y al robo de la base de datos y del portátil del presidente.

El vicepresidente Alfons Godall quedó al margen de este seguimiento después de que expresara su decisión de no participar en el proceso electoral, a pesar de que era la primera opción de Laporta para la sucesión.

La cuestión es que Oliver no informó del inicio de esa investigación ni Franquesa tuvo conocimiento de que su petición se había hecho extensiva a sus tres compañeros. Se hace con discreción, como se hacen las cosas de seguridad. Es un proceso absolutamente normalO, fue su justificación para no dar parte de esa gestión.

FACTURA DE 56.000 EUROS La única matización que Oliver hizo sobre la información de EL PERIODICO hizo referencia a la utilización del verbo "espiar" cuando, según su versión, se trataba de "protegerles, de defenderles" ante la posibilidad de que alguien les estuviera investigando. En este sentido, especificó que el trabajo de la agencia de detectives (Método 3) consistió en lo que se conoce como "auditoría de seguridad", una especie de contraespionaje y que, una vez concluido el seguimiento, se entregó el informe a los cuatro afectados. El contacto con la empresa se hizo a través de los servicios de seguridad del club y el coste de la operación fue de 56.000 euros. "Es un 1% del presupuesto de seguridad del club, que es de 4 millones de euros", añadió el director general.

Ahora está por ver a quién le pasará factura este episodio y cuál será el próximo paso de la junta directiva del Barça.