Un punto de heroica, prácticamente un imposible, es lo que necesita el Barcelona hoy ante el París Saint Germain (20.45 horas) para remontar en la vuelta de los octavos de final un 4-0, un resultado que nadie ha sido capaz de darle la vuelta en toda la historia de las competiciones continentales de fútbol.

El Barça de los récords, de los títulos, de los goles; el Barça de Messi, Suárez y Neymar necesita añadir ese ingrediente a su ADN para que el de mañana no sea el último partido europeo de Luis Enrique, que ya ha anunciado su marcha al término del curso.

Después del 4-0 en París y del deprimente partido ante el Leganés (2-1), la aparición en escena del técnico ha permitido a su equipo rehacerse.

En el Camp Nou sueñan, aunque saben que la remontada puede ser utópica. Los últimos resultados (1-2 en el Calderón; y un 6-1 y un 5-0 ante Sporting de Gijón y Celta, respectivamente en casa) le dan algún tipo de esperanza, pero sobre todo el agresivo 3-4-3 con el que le ha dado un vuelco a todo.

Las grandes remontadas de los azulgranas no van allá del 3-0, como ante el Ipswich Town (octavos de final de la Copa del UEFA 1977-78), Anderlecht (octavos de la Recopa de Europa 1978-79) y Göteborg (semifinales de la Copa de Europa 1985-86).

Lo que espera el PSG de Unai Emery, sin sufrir con un gol rápido, es rematar al Barcelona en el Camp Nou y sellar su pase a los cuartos. Para el choque tiene las dudas de Ángel di María, Thiago Motta y Adrien Rabiot.