La victoria del Barcelona en Ciudad Real (28-30) representa que el conjunto catalán se haya hecho con el decimosexto título de Liga, justo cuando se cumplen tres años del último conseguido. Los catalanes se mostraron superiores al conjunto que dirige el extremeño Juan de Dios Román y cuyo pivote titular es el también emeritense Carlos Prieto.

Este título permite el retorno del equipo de Valero Rivera a la senda de los triunfos ligueros después de dos campañas en que debió conformarse con un subcampeonato que, además, le alejó de la elite europea.

Como dijo en su día el propio Rivera, "el equipo de las cinco Ligas y las cinco Copas de Europa, y que ganó los siete títulos en juego en la temporada 1999-2000, es irrepetible".

MIRANDO AL FUTURO

Quizá sea así, aunque el técnico azulgrana ha trabajado en silencio durante dos años para forjar un bloque compacto que ha competido al máximo nivel en todos los compromisos. Sin figuras, pero sí con hombres consagrados como los supervivientes del Equipo de Ensueño : Barrufet, Masip, Chepkin, O´Callagham y Ortega.

Además, Rivera cuenta con jugadores de la máxima garantía como Laszlo Nagy, Jerome Fernández, Frode Hagen y Dragan Skrbic, de la velocidad de Fernando Hernández y Mathias Franzen y del cerebro sobrio de Solberg.

Unicamente los altibajos del meta Fredrik Ohlander, que ha mejorado ostensiblemente en la recta final de la temporada, y la grave lesión del joven Mikel Agirrezabalaga (un jugador con una progresión de futuro extraordinaria), ya superada, han sido una preocupación para Rivera.

Sin estridencias, pero con eficacia, el Bar§a ha ganado la Copa EHF, la Liga y cayó por la mínima en la final de la Copa ASOBAL. Ahora les queda la Copa del Rey para demostrar que su técnico ha conseguido una plantilla, de nuevo, ganadora.