El caso Neymar parece acelerarse y se dirige hacia una negociación entre el Barça y el París Saint Germain. Aunque el club azulgrana quiere que el futbolista siga en sus filas y no está dispuesto a venderlo, sabe que si la poderosa entidad francesa paga la cláusula de rescisión, poco o nada podrá hacer si el delantero insiste en marcharse.

De momento, Josep Maria Bartomeu adelantó su regreso a Estados Unidos. El presidente tenía previsto volar desde Barcelona a Miami y aterrizó el miércoles en Washington para asistir al encuentro frente al United, y lo que pudo ver -aparte de al expresidente Obama, con el que se fotografió- es que Neymar es el ombligo de la gira, el centro de todo, dentro y fuera del campo.

El brasileño volvió a marcar, acapara los tres goles azulgranas en los dos partidos, y el Barça venció al equipo inglés (1-0). Ahora queda el clásico del sábado (madrugada del domingo en Catalunya), tras el cual Neymar no volverá a Barcelona, sino que viajará a Pekín con motivo de un compromiso publicitario del Barça.

La negociación entre los clubs radicaría en la fórmula del pago de los 222 millones de euros de la cláusula. De este modo, el conjunto parisino se ahorrará 70 millones en impuestos. En teoría debería ser Neymar quien se dirigiera a la Liga de Fútbol Profesional y pagara su libertad; en la práctica, el acuerdo entre clubs elimina la siempre espinosa liquidación fiscal. El Barça y Neymar han sufrido en sus carnes la persecución de Hacienda cuando se destaparon los contratos firmados desde el 2011. La edición de ayer del diario L’Équipe abría su portada informando de una negociación entre los clubs. El Barça no está dispuesto a ingresar ninguna cifra inferior a los 222 millones.

El futbolista, mientras tanto, no se distrae, ni ha echado el freno de mano mientras si decide seguir o no en el Barça. Los tres goles de la gira azulgrana han llevado su sello: los dos de la Juventus y el anotado ante el Manchester United.