Viendo la rueda de prensa de Gustavo Aranzana tras el partido contra Básquet Mallorca queda bastante claro cuál es la obsesión del actual entrenador del Cáceres 2016: la defensa.

Como bien dice, la defensa es la base para construir un buen equipo. Son los cimientos donde sustentar la casa. Si estos cimientos fallan, la casa se vendrá abajo. Como se dice en el mundo del baloncesto, "el ataque te ayuda a ganar partidos, la defensa a ganar campeonatos". Muchas veces se habla de que un jugador no tiene confianza para tirar, o tomar decisiones, y yo creo que esa confianza se obtiene a partir de una buena defensa. Desde ésta se generan las sensaciones de seguridad que te llevarán a tomar buenas decisiones en la pista ofensiva ya que sabes que el error será minimizado atrás.

Como sabéis, el baloncesto es un deporte de equipo, de cooperación, de compañerismo, pero todo esto parte de la suma de las individualidades del grupo. Con esto quiero decir, que aunque la defensa es una cosa de cinco jugadores, tiene su origen en la responsabilidad de cada uno a la hora de defender a su par: la defensa individual. De nada vale que cuatro jugadores defiendan genial si uno no acepta su responsabilidad. Como buen deporte colectivo, si uno no hace su trabajo, alguien tiene que hacer el doble. Es evidente que cada jugador tiene unas características asociadas a su juego. Hay jugadores que tienen más problemas a la hora de defender (yo era uno de ellos), pero hay que sufrir, dar tu máximo y ser responsable. A partir de ahí, vendrán las ayudas y ajustes necesarios: la defensa colectiva. Las ayudas deben ser un recurso y no la base de la defensa. Como aspecto táctico, los ajustes defensivos se entrenan en función al equipo que te enfrentas, normalmente con el objetivo de parar a la estrella rival.

Cuando un equipo se encuentra en una situación complicada debe agarrarse a la defensa como base para obtener confianza y seguridad para remontar y salir de la misma.