Fueron solamente 14 partidos, pero pocos dudan que Sergei Bazarevich ha quedado en la memoria del aficionado veterano como uno de los jugadores más talentosos entre todos los que han pasado por Cáceres. Fue en la temporada 94-95 como sustituto de Nebojsa Ilic, una noticia de calado nacional (ocupó la portada de Gigantes del Basket ) ya que llegaba directamente desde la NBA, donde había sido el primer ruso en jugar. Mañana volverá a la ciudad en un papel muy distinto: como entrenador del Samara, que se enfrenta al Cáceres Patrimonio de la Humanidad en la Copa Internacional Amstel (21.00 horas). "Tengo muy buenos recuerdos de aquel tiempo. Fue un momento importante para mí y Cáceres me ayudó", cuenta a EL PERIODICO desde Guadalajara, donde su equipo ha instalado la base de operaciones en su gira española.

Bazarevich ahora tiene 46 años. Promedió 19 puntos en su breve etapa en la ACB mostrando un arrollador juego ofensivo. Después, apuraría su carrera en Italia, Turquía, Grecia y en su propio país, con cuya selección fue subcampeón mundial y europeo. "En Cáceres solo estuve medio año, pero me pareció una buena ciudad. También teníamos un buen equipo. Le ganamos al Real Madrid y al Tau Vitoria. Tuvimos momentos brillantes y creo que ayudé en lo que pude, en lo que me pidieron. Es interesante volver y quizás ver otra vez a gente con la que estuve aquel tiempo", afirma.

Estrellas NBA

Ahora, igual de bigotudo pero con canas y gafas, regresa dirigiendo a un equipo con muchos dólares que sueña con derrocar a CSKA y Khimki. Gracias al cierre patronal, ha conseguido tener en sus filas a tres jugadores que recientemente estaban en la NBA, Jarvis Hayes, Joe Alexander y DeJuan Blair. Sobre todo llama la atención este último: es pívot titular en San Antonio Spurs y llegó ayer a España. "Es muy distinto ser entrenador que jugador. Ahora tengo mucha más responsabilidad. Cuando juegas, solo tienes que preocuparte de ti mismo. Cuando entrenas, de todo el mundo. Pero es un buen trabajo, me gusta. En Cáceres tuve a Manolo Flores. Es un gran hombre del que aprendí", recuerda Bazarevich.

¿Qué se verá mañana en el Multiusos? "No lo sé. Llevamos poco tiempo entrenando, pero normalmente mis equipos han jugado mucho a robar el balón y salir corriendo, que la gente se divierta con el baloncesto", explica. Si el conflicto laboral en la NBA se soluciona, podría quedarse sin sus estrellas para la temporada, pero no parece importarle demasiado. "Ya hemos hecho un gran trabajo consiguiendo traerles porque tenemos menos presupuesto que la temporada pasada y vamos a intentar hacerlo lo mejor posible con ellos mientras estén", agrega.

La única sombra del tiempo de Bazarevich en el V Centenario fue los supuestos celos de Jordi Soler, base titular hasta entonces y desplazado a la posición de escolta desde su llegada. "No sé nada de eso. En todo caso el problema no era conmigo. Siempre estuve cómodo allí", responde. Entre risas asegura que ya no tiene el espectacular Opel Calibra con el que dejó a muchos boquiabiertos, casi tanto como con sus habilidades con un balón en las manos. "Espero que la gente me recuerde más por mi juego que por mi coche", comenta.