REAL MADRID 3: Casillas; Michel Salgado, Raúl Bravo, Helguera, Roberto Carlos; Beckham, Zidane, Cambiasso, Figo (Solari m. 89); Raúl (Guti, min.72, Portillo m.86) y Ronaldo.

MALLORCA 0: Leo Franco; Cortés, Niño (Stankovic, min. 76), Nadal, Poli; Campano (Perera, min.56), Ibagaza, Marcos (Nagore m.85), Toni González; Eto´o y Bruggink.

GOLES: 1-0. Min. 45. Raúl. 2-0. Min. 52. Ronaldo. 3-0. Min.72: Beckham.

ARBITRO: Medina Cantalejo (Comité Territorial andaluz). Mostró la cartulina amarilla al madridista Roberto Carlos y a los jugadores del conjunto balear Ibagaza y Niño.

Carlos Queiroz y David Beckham pasaron el examen de su debú en el Bernabéu, ayudando a conquistar la Supercopa, el primer título del año, una inyección de moral tan necesaria como obligatoria que da aire a su equipo en vísperas del inicio de la Liga tras una irregular pretemporada.

El Madrid se llevó la Supercopa con la inestimable ayuda de Iker Casillas que en el segundo tiempo dio un recital de reflejos y colocación. Iker ha saltado hace ya tiempo esa escala deportiva y salarial que establece su club. Y fue decisivo. Con Iker, el Madrid juega protegido.

Queiroz acertó en su parcela. Le salió bien poner a Raúl Bravo de central, a Cambiasso se le vio fluido supliendo a Makelele y Beckham se dio un festival de derroche físico, con un gol al final como justo premio a su generosa entrega, una actitud que el Bernabéu detecta siempre a las primeras de cambio. Beckham no sólo manda balones de 40 metros. Su esfuerzo lo valoran aún más sus compañeros, que reciben con los brazos abiertos cada vez que llega un tipo que corre y que baja a ayudar.

Tardó 45 minutos el Real Madrid en tumbar al Mallorca. Fue un triunfo labrado, muy trabajado, porque el Mallorca aunque le quitan año tras año a media plantilla, sigue plantando cara. Sin Riera, sin Novo, sin sus bandas de antaño, fue Samuel Eto´o otra vez el que abanderó a su equipo. Es ya el camerunés el nuevo Luis Enrique para el Bernabeú. Sabe como tocar la fibra sensible del público.

Sin embargo, no disfrutó Eto´o de llegada. Y eso que Carlos Queiroz, en su puesta de largo, se inventó un nuevo compañero de Iván Helguera y podía en teoría dar ventaja al rival. Salió al lado de Helguera, Raúl Bravo, un lateral reconvertido que nunca se complicó la vida. Hizo lo que pudo, casi siempre bien. Es un nuevo mensaje el que le mandó Queiroz al club alineando a Raúl Bravo. El técnico dejó claro que Rubén no le gusta.

CAMBIOS

Queiroz volvió a su planteamiento primitivo de la gira por Asia. A la idea inicial que trajo cuando aterrizó en el Bernabéu. Siempre tuvo claro que la compatibilidad Beckham-Figo se solucionaba pasando a Figo a la izquierda. Y eso hizo. Eso sí, con una mayor disciplina por parte de ambos. Los dos se desplazaron a sus respectivos costados y no se echaron al centro como en los últimos partidos donde la masificación en esa zona del campo, arruinó al equipo.

Tocó y tocó Zidane, con Figo, con Raúl, con Beckham, con Ronaldo. Incluso con Michel Salgado, enorme por cierto en el desgaste. Siempre con Zidane de referente, de artista que arranca los aplausos del personal. El Madrid, en cualquier caso, le costó tener pegada arriba. El Mallorca, a la contra, dejó claro que el Madrid es vulnerable. Le cuesta al equipo de Queiroz no partirse en dos y es víctima de desajustes, que se pueden tildar de lógicos en un colectivo que siempre cuenta con tanta vocación ofensiva y con la obligación de alinear a tanto crack junto.

El gol de Raúl en la recta final del primer tiempo vino en una jugada elaborada, de esas con las que disfruta el Madrid, con un sinfín de paredes y un pase de Roberto Carlos a Raúl que empujó el balón a la red.

A los 57 minutos se acabó la historia de la Supercopa. Figo vio a Ronaldo, el brasileño ganó el desmarque y puso de forma sutil el balón lejos del alcance de Leo Franco. Era el 2-0. Y en la celebración se produjo algo curioso. Todo el sector defensivo -Michel, Helguera, Bravo, Roberto Carlos y Cambiasso- se fundieron en un emotivo abrazo. Hay dos equipos en uno. Igual de importantes. Cada uno en lo suyo. Los de atrás salen menos en la foto, pero andan igual de comprometidos en el partido.

A los 59 minutos llegó el balón más claro de gol del Mallorca en todo el partido. Bruggink puso a prueba los reflejos de Iker en un libre directo. Respondió sacando una mano colosal, que obligó a todo el estadio a corear su nombre. No fue su última intervención. A los 69 minutos, le paró otro balón increíble a Nadal.