Ruth Beitia siguió la tónica de los Mundiales de Berlín, en el que solo las mujeres aguantan la vela en la tortuosa travesía de la selección. La jornada de ayer la salvó la saltadora Ruth Beitia, que luchó hasta la extenuación para estar a la altura de su récord de España, esos 2,02 metros posiblemente que le habrían dado esa medalla en un campeonato al aire libre que lleva toda una vida deportiva persiguiendo.

La atleta cántabra de 30 años sabía que en esa frontera que alcanzó en el 2007 --y no en los 2,01 que acreditaba este año-- estaría en juego la medalla de bronce, una vez la croata Blanka Vlasic (campeona, con 2,04) y la alemana Ariane Friedrich (plata, con 2,02) hubieran resuelto su particular contencioso, al que ayer se añadió la rusa Anna Chicherova (bronce, con 2,02). Beitia saltó a la perfección hasta el 1,99, con lo que se aseguró el quinto puesto. Pero sobre esos 2,02 necesarios, Ruth completó el tercer nulo que la dejó quinta.

Ayer, en otra jornada más gris imposible, cayeron en sus eliminatorias Olmedo y Marco (800), Quiñónez (110 vallas), Méliz (longitud) y Bezabeh y García (5.000). Solo el excampeón de Europa de esa última distancia, Jesús España, logró la clasificación para la final del domingo tras pelear con éxito en la semifinal.

Una decepción detrás de otra que solo pueden corregir hoy los marchadores de 50 kilómetros (9.10 horas), el propio Jesús España o, mañana, el maratoniano Chema Martínez.